jueves, 2 de febrero de 2012

Ranieri y Sneijder, condenados a (no) entenderse.

Cuando Ranieri llegó al Inter a finales del mes de septiembre se encontró con un equipo deshecho. Gasperini, después de cinco partidos oficiales, acumulaba cuatro derrotas y un empate. Las urgencias mandaban y el técnico romano armó un bloque a su imagen y semejanza. Repliegue intensivo, milimétrico, sin concesiones, y a vivir de la pegada que pueden brindar los futbolistas que conforman una de las plantillas más poderosas de Europa. En su debut consiguió vencer al Bologna a domicilio, y tras algunos partidos titubeantes donde se llegó a ubicar cerca de los puestos de descenso, encontró los resultados. Las circunstancias mandan, y el contexto en el que Ranieri encontró un bloque sólido en ese 4-4-2 coincidió con la lesión que el futbolista de más talento del equipo, Wesley Sneijder, sufrió en un amistoso con su selección frente a Alemania. Es cierto que nada más producirse el cambio de técnico, Sneijder estuvo fuera casi un mes, pero en ese periodo el equipo no acabó de obtener resultados. Sin embargo, durante su segunda ausencia, todo cambió. La última titularidad del astro holandés antes de esa segunda lesión, se produjo el 29 de octubre ante la Juve en el Meazza, con derrota, por 1-2. 9 partidos después, Sneijder reapareció en el derby della Madonnina (jugó apenas 15 minutos), y las cifras son las siguientes: Durante esos 8 partidos de Serie A en los que Sneijder no estuvo, el Inter ganó 7 encuentros y perdió tan sólo 1. En su regreso a la titularidad, hablando de Serie A únicamente, el Inter perdió en el Via del Mare frente al colista (siendo además la primera victoria del Lecce como local), y ha empatado en casa frente al Palermo. Pero, ¿qué sentido tiene? ¿Puede ejercer una influencia negativa el hecho de recuperar, no solo a tu jugador de más talento, si no a uno de los mejores futbolistas de Europa?


1) En primer lugar (F.I) hay que analizar la clave del buen rendimiento del equipo nerazzurri. La base del éxito se asentó en la fijación por replegar, por armarse en fase defensiva y no permitirle ni un centímetro al rival. Para ello el equipo necesitaba ser estrecho, pero a la vez alcanzar la amplitud necesaria para que tampoco hubiese concesiones en las zonas exteriores. Es un tópico, pero una realidad, que lo más equilibrado para conseguirlo es un 4-4-2, puro y duro. La altura a la que el equipo iniciaba presión, y ese estilo en fase defensiva, hicieron que viésemos un estilo muy conservador. Un estilo que hacía muy complicado desplegarse. La solución (F.II) fueron dos puntas bastante complementarios. Un Pazzini que puede fijar, retener y descargar, y un Diego Milito que carga el área con una maestría brutal. Puede descolgarse y atacar las zonas que libera el ex de la Samp. Con este tipo de tránsito la figura del '10' tiene menos importancia, porque todo se basa en apoyos muy largos. 


2) Thiago Motta. Ranieri ha lamentado la pérdida del italo-brasileño, que ha decidido marcharse al PSG en este mercado invernal, y lo cierto es que creo que tiene motivos para ello. Desde luego, no sería justo decir que el Inter está perdiendo porque ha vuelto Sneijder, porque no trabaje. Aunque las cifras así lo quieran hacer demostrar, creo que es un absurdo. Si con el 4-4-2 Motta era absolutamente imprescindible, con la entrada de Sneijder y mutando el equipo a 4-3-1-2, un jugador como él es vital. Él sabe medir las distancias como nadie en la plantilla. Es capaz de dar cobertura y en ningún momento deja expuesto a los centrales. En el Via del Mare ante el Lecce (F.III) el Inter se encontró ante un problema brutal con su ausencia. No solo entró Sneijder, si no que al faltar Motta, Cambiasso jugó de pivote. El hecho de tener a Sneijder en el campo, hace que tu equipo pueda establecerse en campo contrario. Es su virtud, pesa en el juego. Es capaz de recibir, asociarse, combinar, y permitir que todo el equipo transite y pueda jugar organizado en fase ofensiva. Así fue, y durante la primera parte el Inter tuvo muchas ocasiones gracias a su figura. El problema es que en caso de pérdida el Lecce podía correr y los centrales interistas estaban completamente expuestos. Para mi gusto, la causa fue la mala gestión de la posición de Cambiasso. Cualquier ataque posicional que acabase en banda, terminaba con el argentino en zona de remate, y en las jugadas no finalizadas, el Lecce podía contragolpear recibiendo  en ventaja absoluta delante de centrales. ¿Es justo poner la cruz a Sneijder? ¿Hace mal su trabajo? Lo dudo, creo que el problema real fue la incapacidad de equilibrar un estilo que en fase ofensiva se vuelve diferente con el holandés en el campo.


3) ¿Hay solución? El deseo de todo aficionado interista, y neutral, es que acaben entendiéndose. Pero hay que analizar las opciones detallando lo que ocurre en el campo. En el caso de que Ranieri decida que se ha de jugar en 4-4-2, me parece que la figura Sneijder es insostenible. Como mediocentro no tiene cabida en el rol que se exige y en banda está desconectado del flujo de juego. Hay otras dos alternativas, la primera, el 4-4-1-1 (F.IV). El problema es que su delantero más en forma, Milito, tiene un perfil que choca ligeramente con lo exigible en ese contexto. Él, con otro punta, que arrastre marcas y permita al argentino cargar el área en carrera, disfruta más. Es su mejor fútbol, claro que puede funcionar como único punta, pero probablemente no veríamos su mejor versión. Además, el repliegue seguiría dando poca altura, y él sería el que tendría que ocuparse del apoyo largo y la descarga. Creo que hacer a Diego Milito jugar así, le alejaría del gol. La segunda y la mejor para mi gusto, es el 4-3-1-2 (F.V). Existiendo además, la llegada de un jugador como Palombo, se puede equilibrar el momento de la pérdida, porque el ex Samp sí resulta un jugador más considerado con el frente de los centrales que Cambiasso. Además, la opción de dar amplitud lateral en la fase defensiva con dos interiores como Zanetti y Cambiasso es un hecho factible. Cierto que nunca va a ser igual que con el 4-4-2 puro, donde tienes dos mediocentros que empujan en el balance para robar en banda, pero también es cierto que lo que estás ganando, nada más y nada menos, es a Wesley Sneijder.

Como en todas las cabezas de todos los entrenadores del mundo, existen cábalas, enigmas y conjeturas para tratar de equilibrar las fases defensiva y ofensiva. En el caso de Ranieri ahora mismo se debe estar produciendo una de las más duras: Ubicar un futbolista que hace apenas un año, era el favorito para muchos de cara a ganar el Balón de Oro. Para mi gusto, y aunque el propio técnico capitalino, dijese que Sneijder debe 'hablar el mismo idioma que el resto del equipo', es decir, correr once y defender once, no me parece un problema de implicación del holandés, ni mucho menos. Creo que para que Sneijder funcione, Ranieri debe asimilar que su ofensiva va a cambiar, y preparar al equipo en defensiva de manera que el hecho de que él este en el campo, sea siempre un beneficio, no a veces un beneficio y otras un problema.