Manuel Neuer (Alemania / 7 partidos / 27 paradas): El portero más decisivo del mundial. Además de dominar el área con solvencia, dejó fabulosas intervenciones gracias a su lectura -el partido ante Argelia, el caso más evidente-, y sumó un excelente juego de pies para dar continuidad a la salida alemana.
Philipp Lahm (Alemania / 7 partidos / 2 asistencias): Lahm comenzó el torneo como pivote, dejando bastantes dudas, puesto que Alemania no terminó de ofrecer una transición pausada y un control que le hubiesen beneficiado en ese rol. Con el paso al lateral, Alemania comenzó a producir mucho más, a jugar con mayor soltura y a ser decisivo los días claves, haciendo una enorme semifinal y final.
Thiago Silva (Brasil / 6 partidos / 1 gol): Complicado incluir en el once ideal del mundial a un defensa del anfitrión después de la debacle brasileña en el tramo final del torneo, pero precisamente ese partido contra Alemania, con su ausencia, da una imagen cercana de su influencia en el sistema defensivo brasileño. Su mundial, hasta los cuartos, fue intachable.
Ezequiel Garay (Argentina / 7 partidos): Hubo varios defensas que dejaron grandes actuaciones -sin ir más lejos, puntuales de Hummels o Jerome Boateng-, pero Garay fue, quizá, de los más regulares. Argentina fue de más a menos en el torneo, pero el nuevo central del Zenit jugó con solvencia a lo largo de todo el torneo, incluyendo unos cruces a gran nivel.
Marcos Rojo (Argentina / 6 partidos / 1 gol): El mundial de Rojo superó las expectativas. No hubo demasiado nivel en la posición de lateral izquierdo, incluyendo adaptaciones como la de Höwedes, y Rojo fue capaz de darle profundidad a su sector, ser poco concesivo en campo propio y hasta sumar en balón parado ofensivo. Estuvo muy serio.
Sami Khedira (Alemania / 5 partidos / 1 gol y 1 asistencia): El mejor funcionamiento colectivo del campeón fue con Khedira en el campo, y su ausencia en la final limitó varios recursos que Alemania venía mostrando. Su tremenda exhibición en la semifinal contra Brasil mostraron su influencia.
Javier Mascherano (Argentina / 7 partidos): El alma del subcampeón. Fue importante durante todo el torneo, pero su tramo final de campeonato fue fantástico. Sus correcciones, espíritu y nivel defensivo en la semifinal y final llevaron a la albiceleste a tener opciones hasta el último momento del torneo.
Arjen Robben (Holanda / 7 partidos / 3 goles y 1 asistencia): El jugador más autosuficiente de todo el torneo. Holanda preparó su plan en el orden y despliegues rápidos, y la influencia del futbolista del Bayern en un escenario así fue brutal. Desbordó con una facilidad tremenda y se hizo incontrolable para casi todas las defensas rivales. Jugó un mundial a un nivel altísimo.
Leo Messi (Argentina / 7 partidos / 4 goles y 1 asistencia): La mayor pega para Messi fue que su rendimiento se apagó en los dos días clave: semifinal y final. En la fase de grupos y en el partido de octavos fue clave apareciendo para producir las jugadas que decantaron todos los partidos hasta entonces.
James Rodríguez (Colombia / 5 partidos / 6 goles y 2 asistencias): Bota de oro del mundial, dejó en todos los partidos gotas de su enorme calidad, y marcó uno de los goles más bonitos del torneo. No obstante, quizá su mejor cara la ofreció en la derrota. Su partido de cuartos frente a Brasil fue una exhibición de calidad, pundonor y liderazgo.
Thomas Müller (Alemania / 7 partidos / 5 goles y 3 asistencias): Quizá el mejor jugador del mundial por constancia, competitividad, lectura del juego y nivel de determinación. No falló en ningún partido, apareció para ofrecerle a su equipo lo que más necesitaba -en cuestiones tan distintas como producción de juego entre líneas, ofrecer profundidad o culminar jugadas- y siempre con gran tacto y enorme precisión. Jugó un mundial antológico.
Entrenador: Louis van Gaal. Los Países Bajos llegaron a la cita con ciertas dudas, dada la convocatoria, repleta de jugadores jóvenes e inexpertos, y para muchos era incluso candidata a caer en la fase de grupos. Van Gaal logró darle forma a ese grupo de escasa experiencia internacional, hasta convertirlo en un bloque competitivo y que explotó las virtudes de sus mejores jugadores. Dejó, además, esa decisión para el recuerdo cuando Krul entró en lugar de Cillessen en la tanda de penaltis frente a Costa Rica.