Con la victoria de hoy ante el VfB Stuttgart, el Schalke 04 ha empatado a puntos con el Bayern Munich en la cabeza de la tabla de la Bundesliga. Habrá los que aun sean escépticos sobre sus opciones de título (entre los que me incluyo), pero los números son los números y alcanzar esa cifra de puntos a estas alturas de la temporada hace que en ningún caso se le pueda arrebatar la condición de candidato. Cuando a finales de septiembre, Ralf Rangnick decidió abandonar su cargo aquejado, como el mismo declaró, de "síndrome de agotamiento", pocos se imaginaron que con Huub Stevens el equipo estaría a estas alturas de la temporada con los mismos puntos que el Bayern Munich, y con quizá más que el actual campeón y su archirrival, el Borussia Dortmund, en caso de que el equipo de Klopp no consiga la victoria mañana en su complicada visita a Hamburgo.
El holandés está consiguiendo un bloque sólido, donde futbolistas como Matip, Papadopoulos, Fuchs o Höwedes están dando un rendimiento magnífico. Pero lo que más llama la atención en este Schalke, son las cifras de Raúl y Huntelaar. Solo contando Bundesliga, entre ambos han alcanzado la cifra de 25 goles (10 el español y 15 el holandés), y no hay ninguna pareja en todo el torneo que les supere. Por ejemplo, los dos máximos goleadores del Bayern (Mario Gomez y Frank Ribery), llevan 24, mientras que las sociedades que forman Götze y Lewandoski en el Borussia Dortmund y Pizarro-Rosenberg cuando coinciden en el Werder Bremen, con 17, serían las siguientes en esta hipotética clasificación (la dupla de moda del Gladbach, Reus-Herrmann, lleva 16).
Sirva esto como ejemplo de la vital importancia que están teniendo ambos en los resultados obtenidos por el equipo de Gelserkinchen. Ahora, ¿como se consiguen estas cifras? ¿Por qué funcionan tan bien? Esto es lo que a mi más me llama la atención. Creo que alcanzan esas cifras porque son incansables y precisos en el desmarque. Para un pasador tener dos futbolistas como ellos por delante es una delicia.
El objeto final de Huntelaar es el gol. Es su misión, su fijación. Es en lo que piensa en el momento en que se baja del autobús y avanza, escuchando música, con el neceser bajo una de sus axilas. Es lo que piensa cuando se ajusta las espinilleras y se ata a las botas. Es lo que piensa cuando anda por el túnel y empieza a escuchar el griterío. Y como es lo que lleva pensando todo ese tiempo, cuando el árbitro pita y el balón rueda, empieza a hacer todas las cosas que están en su mano para llegara ese fin. Su volumen de desmarques efectivos es arrollador. Como vemos en la primera imagen, ataca el lugar débil del rival y abre líneas de pase al poseedor. En la segunda, observamos como gana la posición ante un balón que llega a banda para aparecer en el lugar decisivo con ventaja. No creo que sea su única virtud como delantero, puesto que es un gran rematador, pero sí la primera de todas ellas: todas las cosas que hace antes de marcar (o de fallar).
El caso de Raúl en este equipo es diferente. En la tercera imagen le observamos en algo que hace con una asiduidad tremenda en los partidos: dar continuidad a las jugadas. Es capaz de jugar rápido y dar balones en ventaja para sus compañeros, algo de lo que a posteriori se beneficia enormemente Huntelaar. Sus cifras goleadoras son fruto de todo lo que él ya conoce. Desde esa posición de segundo punta, o enganche en muchas fases del partido, él también genera líneas de pases decisivos. Sabe aprovechar las rupturas de Huntelaar y llegar a un espacio clave bien orientado. Su olfato hace el resto. En definitiva, un equipo que está funcionando francamente bien, pero que ante todo está potenciando los recursos de sus dos hombres más decisivos de cara a gol: Su facilidad para producir y producir opciones de último pase.
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