1. Salpingidis y Fortounis
Polonia y Grecia empataron a uno en el partido inaugural. Lo cierto es que tras llegar al descanso, con los griegos en inferioridad, y una selección polaca autoritaria, explotando sus mejores recursos ofensivos, resultaba complicado creer que la selección helena iba a conseguir obtener algo positivo. Sin embargo, Fernando Santos reaccionó francamente bien, y con un Karagounis más cómodo en inferioridad al poder recibir más veces por detrás de la pelota, le vimos otra cara al campeón de 2004. La primera variación fue Salpingidis. La apuesta de Ninis era dudosa por su falta de ritmo durante el año, pero además el dominio territorial polaco hizo que su aportación fuese débil. Salpingidis cambió la dinámica, porque además de su muestra de carácter, atacó con firmeza el espacio, con constancia, algo que el escenario del partido pedía a gritos para su equipo. Consiguió empatar el choque e incluso forzó un penalti que marró Karagounis, y que probablemente hubiese significado la victoria. A ese cambio fantástico dando entrada a Salpingidis, hay que sumar la buena decisión de Santos metiendo a Fourtounis en la izquierda y adelantando a Samaras. El futbolista del Kaiserslautern mantuvo la disciplina en el sector zurdo, pero además ofreció una solución fluida en el interior, filtrando algún balón decisivo y dando respiro a su equipo. Dos cambios que valieron un punto, y estuvieron a punto de ser tres.
2. Kjaer - Agger vs Heitinga - Vlaar, la defensa estática
Holanda inició el europeo haciendo buen fútbol. Son conocidos sus problemas en la base de la jugada, y Van Maarwijk utilizó dos mecanismos para tratar de solventarlo. Uno fue la inclusión de Afellay en la izquierda, un futbolista que no genera tanta asociación como Van der Vaart, pero con el que no pierdes desborde y profundidad en ese perfil. El otro fue una presión escalonada de Van Bommel - De Jong bastante sólida, que permitió al equipo robar varias veces a buena altura y tener alguna ocasión clara. Al margen del desacierto holandés en los metros finales, cabe destacar la actuación de sus dos parejas de centrales. Mientras que Heitinga - Vlaar (penalizados también, todo hay que decirlo, por la escasa solidez de los laterales Van der Wiel y Willems), sufrieron bastante defendiendo la frontal, descoordinados en sus movimientos y presentando bastantes desajustes, los daneses (Kjaer - Agger) mostraron una solvencia sorprendente en el tramo decisivo del partido. Se coordinaron bien en los cruces y anticiparon con solvencia, convirtiéndose en decisivos para que todo el arsenal de recursos de los Países Bajos no pudieran fructificar a pesar de las continuadas intentonas lideradas por Wesley Sneijder.
3. El falso nueve y Prandelli
Crítica generalizada a la idea de Vicente del Bosque tras dejar en el banquillo a Negredo, Torres y Llorente, y utilizar a Fabregas como hombre más adelantado. Lo cierto es que la idea, en principio, y hablo a título personal, me pareció buena. Esperábamos a una Italia viviendo en 5-3-2, con repliegue intensivo y ofreciendo a España comodidad en la base de la jugada, sometiendo territorialmente a Italia y estableciendo secuencias de pase largas, metiendo a Italia en su frontal. En un escenario como ese, ganar la ruptura en poco espacio de Fabregas podría resultar determinante, sumando además un efectivo para ayudar a que Iniesta, Silva y Xavi pudieran combinar y que su pausa en la frontal resultase determinante. Sin embargo, Prandelli propuso una presión a buena altura, interfirió en el inicio de jugada de España, que no pudo comenzar a jugar en la base con comodidad. Escenario en el que el planteamiento español perdía peso, y en el que sí se echó en falta o bien a Fernando Llorente para jugar directo y eliminar sentido a la altura italiana, o bien un Fernando Torres que atacase el espacio que dejaba a su espalda De Rossi. Por lo tanto, creo que el planteamiento de Del Bosque no fue malo en su génesis, pero se vio sorprendido por un gran acierto del seleccionador italiano.
4. Malouda y el conformismo de Francia
Francia e Inglaterra empataron a uno, y la sensación que dejó el duelo es que Inglaterra utilizó sus armas con lógica, pero que Francia no pudo demostrar en el marcador la superioridad técnica de sus futbolistas. Blanc utilizó a Alou Diarra como mediocentro ante la baja de M'Vila, y a su lado, como interiores, Cabaye y Malouda. Creo que la inclusión de Malouda tenía bastante lógica en un principio, pero su actuación desacreditó la decisión de Laurent Blanc. Malouda, además de sumar en el retorno un efectivo en el carril interior zurdo, (permitiendo lo mismo en el otro perfil con Cabaye), debía ser importante en la generación de juego. No como protagonista, por supuesto, si no con sus movimientos. De hecho, se vio en el gol del empate. Trazar un desmarque largo para ajustarse sobre la banda izquierda, y mantener el equilibrio posicional del equipo para que Ribery produciese por dentro era su primer cometido. Sin embargo lo hizo pocas veces, y ese automatismo no se pudo ver con regularidad. El segundo era proteger la espalda de Evra, siendo el lateral del Manchester United muy profundo, algo que no vimos, porque eligió mal sus incorporaciones, siendo incluso escasas para lo que pedía una defensa estrecha como la que propuso Inglaterra. El sentimiento de que el empate, desde la condición de selecciones más potentes del grupo y poder sumar en los dos siguientes duelos era bueno para ambas, hizo el resto.
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