Burdeos y el fútbol meciendo un blasón en el que se puede leer: "década de los 80". Ficticia imagen que resumiría la época dorada de su club de fútbol, el Girondins, que por entonces ganó varias ligas con un equipo de ensueño y quedó muy cerca de la gloria, o al menos de optar a ella, cuando la Juventus de Turín lo eliminó de la Copa de Europa en semifinales. Era el 24 de abril de 1985 y en la ida, los Tardelli, Platini, Boniek o Rossi habían obtenido una amplia ventaja, gracias al 3-0 logrado en el Stadio Comunale. Ventaja que no fue suficiente para evitar que el Parc Lescure (nombre del estadio hasta que en 2001 cambió a Chaban-Delmas en honor al fallecimiento del alcalde de Burdeos durante más de 50 años), presentase un lleno histórico. Los 40.211 espectadores que presenciaron el partido son un récord que aún no se ha superado, y se quedaron a un gol de ver como su equipo le empataba la eliminatoria al gigante italiano. El alemán Dieter Müller abrió la cuenta a los 25 minutos, después de un fabuloso robo de Tigana y pared con Giresse, y a falta de 10 minutos para el final Battiston marcó el gol del que sería definitivo 2-0. El sueño de jugar la final de la Copa de Europa quedó cerca, y las tres ligas que ganó aquella generación fueron un éxito rotundo para las vitrinas del club. Desde entonces ha acumulado algunos éxitos (subcampeón de la UEFA en el 96), y campeones de liga en el 99 y 2009. La liga de 2009, con Yoann Gourcuff como líder en el césped y Laurant Blanc en la dirección, es la última gran alegría y referencia de éxito de "Les marine et blanc".
Pero Gourcuff fichó por el Olympique de Lyon, y Blanc, tras su buen hacer, fue reclamado para dirigir a la selección nacional. En este panorama, Francis Gillot fue el elegido para tratar de reconducir el camino de un equipo que, no hace mucho, había sido campeón de Ligue 1. Los comienzos del Girondins la temporada pasada no fueron buenos. Incluso, anduvo bastantes jornadas coqueteando con el descenso, hasta que tras tres meses de trabajo el equipo comenzó a asimilar conceptos y a lograr buenos resultados, hasta el punto de acabar la temporada en un espectacular pico de forma que significó, a última hora, plaza para la UEFA Europa League. Jean-Louis Triaud, presidente del equipo, sabía lo que fichaba, y es que el Sochaux 2010/2011 de Gillot fue, probablemente, el equipo que durante algunos tramos del año mejor fútbol practicó en toda la Ligue 1.
Aquel Sochaux era un equipo que se asociaba con fluidez, con Marvin Martin como principal referente. A pesar de que la formación era un 4-4-2 en rombo ancho, la naturaleza de Martin hacía que su radio de acción fuese muy amplio, por lo que además de tener peso en 3/4 tenía mucha interacción con la base de la jugada. Boudebouz podía ser profundo, pero ocupaba zonas interiores con mucha facilidad y en ese sentido Martin encontraba un gran socio, mientras que Maurice-Belay sí era el extremo que daba más amplitud en el lado contrario. La pareja de puntas, muy complementaria. Ideye Brown era más referencia, mientras que Maïga rajaba sobre los costados para aprovechar su buena técnica y darle tiempo a los que llegaban. Un equipo ofensivo y equilibrado, con futbolistas técnicos y profundos.
La intención inicial de Gillot fue acoplar algo parecido en el Girondins, pero no le funcionó. N'Guemo llegó del Nancy para ocupar la posición de mediocentro (futbolista de plenas garantías), y el hombre elegido de inicio para la labor Marvin Martin era Plasil, que ya llevaba una temporada en el club, llegado de Osasuna. Para el sector izquierdo fichó directamente a Maurice-Belay, que ya había trabajado con él en el Sochaux, mientras que para la derecha (rotando con Gouffran), empezó a utilizar a un futbolista de fantástico nivel técnico como Ben Kallfalah. Sin embargo, otras posiciones estaban más flojas (en el lateral derecho comenzó a jugar Sané, sitio que no le va bien por sus condiciones), mientras que la opinión general coincidía en que al equipo le faltaba definición (mal arranque de Gouffran cuando jugaba de punta e irregularidad de Diabaté y Modeste). Además, el buen nivel de juego de sus dos puntas en Sochaux estaba por encima de lo que mostraron los delanteros en Burdeos, y este era un factor fundamental del buen fútbol mostrado por el equipo de la Peugeot. Bastante irregularidad zona baja de la tabla, hasta que el Girondins encadenó algún buen resultado a final de año. El mercado de enero y las llegadas de Mariano (procedente de Fluminense) y de Obraniak (del Lille) fueron los factores definitivos para que el equipo se equilibrase (varió el esquema y empezó a jugar con 3 centrales) y completase una segunda vuelta fantástica. A día de hoy, el Girondins de Gillot ocupa la segunda plaza y lo más destacable es la riqueza de los planteamientos, en los que el técnico ha mezclado cosas de ese final de temporada pasada, con ideas de aquel Sochaux, y nuevos registros.
1. 3-3-2-2
Este fue el esquema que utilizó Gillot a partir de enero del año pasado, y con el que el equipo empezó a hacerse sólido y a conseguir resultados. De esta forma consiguió darle a Sané un rol más natural para él (la llegada del lateral brasileño Mariano procedente de Fluminense fue clave para conseguirlo). Además, ninguno de los centrales podían ser considerados con conceptos de primer nivel, así que una mejor ocupación de los espacios en la fase defensiva significaba solucionar ese problema. Obraniak también fue un fichaje muy importante porque le daba aire y opción de progresar a un equipo que defendía con mucha gente en campo propio. Este año no ha sido la base en todos los partidos, pero por ejemplo, en la victoria del Girondins en Gerland del 30/09 fue el elegido.
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El equipo con este esquema se ha mostrado bastante sólido en varios tramos de la fase defensiva. En campo rival, poco permisivo con el inicio de jugada del contrario. El cuadrado que forman los dos puntas + los dos interiores adelantados en campo contrario, permite eliminar opciones de recepción en la base, y además permite atacar las recepciones laterales con una basculación cercana y con la ayuda de los carrileros, que se encuentran un escalón por delante al haber tres centrales. En defensa posicional, con el equipo replegado, el asunto es simplemente numérico. Forman una línea de cinco bastante bien acompasada que se hace difícil de superar, permite anticipaciones de los centrales con la espalda cubierta y llegar a las ayudas laterales. Lo que supone defender con una línea de cinco.
Pero para que esos mecanismos defensivos funcionen hay dos focos de interés importantes que hacen respirar al equipo. El primero, la pareja de carrileros (Mariano - Tremoulinas). Al haber tres centrales, su espalda queda protegida con un movimiento lateral cercano de los centrales externos, así que existe equilibrio posicional. La aportación de ambos en campo rival es vital, porque son rápidos, capaces de guardarla en posiciones avanzadas y con muy bien pie para centrar. Con este esquema, son los absolutos protagonistas de los carriles exteriores y sin su aportación probablemente el esquema sería insostenible porque sería muy difícil sacar al equipo de campo propio. El segundo detalle también es nominal. Plasil y Obraniak y su producción en tres cuartos de campo. En un esquema que les libera por completo, son los recepctores de la jugada posterior al cambio de orientación y por lo tanto los principales beneficiados de la amplitud del equipo. Su naturaleza les hace ser productivos. Técnicos, de buen manejo y capacidad para pasar, son los que terminan de darle aire y continuidad al equipo en campo rival. Este 3-3-2-2 es una alternativa diferente y bastante equilibrada que tiene el equipo.
2. 4-4-2 en rombo
No es ningún secreto que es el esquema predilecto de Francis Gillot. Trató de implantarlo nada más llegar y, como se ha comentado, no funcionó, y ahora que el equipo ha asimilado mejor sus conceptos y ha trabajado con el grupo más tiempo, ha vuelto a intentarlo durante la temporada. Como opinión personal, creo que el equipo no termina de dominar los partidos posicionalmente con la misma seguridad que con el 3-3-2-2, pero también es cierto que hay ciertos momentos en las fases de ataque en las que los futbolistas tienen opciones menos rígidas y el equipo se vuelve más fluido y dinámico. Mariano y Tremoulinas no están tan protegidos y por ahí hay más riesgo. Digamos, por resumir, que el equipo ataca más vistoso pero se equilibra de una manera menos eficaz.
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Este esquema lo hemos visto varias veces, contra el Marsella este fin de semana, o contra el Bastia hace algunas jornadas, y merece destacar algunos detalles de su fase defensiva. En primer lugar, la basculación de ese rombo es muy buena, da la sensación de estar bien trabajada. El rival puede llegar a uno u otro lado y el medio campo sabe guardar bien las distancias y apretar bien la zona exigida. Sin embargo, hay diferencias importantes si el mediocentro es N'Guemo o Sané. Probablemente N'Guemo sea el mejor para el 3-3-2-2, aunque a mi me deja ciertas dudas en el 4-4-2 en rombo. No hay duda de que es más fluido y tiene mejor trato de balón que Sané, pero la amplitud de Sané para ofrecer coberturas, ganar juego aéreo y sobre todo, capacidad de robo, es superior. Con el equipo más desprotegido parece que Sané es mejor "apagafuegos", algo que quizá sea más necesario con este sistema.
En el plano ofensivo, las alternativas son bastantes. Plasil suele hacer de interior en derecha, y en el otro perfil, Saivet o Maurice-Belay ofrecen una solución exterior mucho más profunda. Además, si Jussie es el que acompaña a un punta, existe un delantero como él que tira más el apoyo, mientras que Gouffran busca la ruptura. Esto hace que Plasil ofrezca recepciones cercanas al poseedor en el perfil derecho, u Obraniak en izquierda, ya que Saivet o Maurice-Belay son profundos en ese sector, y Jussie aprovecha espacio en el carril central. Quizá el principal problema es que Mariano y Tremoulinas sean menos vistosos en ataque, porque, por lógica, están más atados al no tener un central a su espalda que les equilibre constantemente sin desproteger zonas interiores.
3. 4-2-3-1
Gillot había tirado de él en ocasiones en el Sochaux cuando jugó con un solo punta y quiso liberar a Marvin Martin, dándole más peso en 3/4 de campo. Sin embargo, no solía ser habitual en sus planteamientos. Por los futbolistas que tiene ahora, a mi, particularmente, me gusta bastante. N'Guemo es un gran mediocentro y de este modo tiene menos que abarcar, y le das a Plasil más peso en la base. Además, los extremos son equilibrados (en la izquierda, o Saivet si juega en la derecha), son más profundos, mientras que el carril que administra Obraniak ofrece más apoyos, mientras que Jussie está obligado a hacer menos rupturas y por lo tanto está más presente en la circulación. Además, los laterales tienen peso porque la cobertura del mediocentro no significa un problema de espacio al frente de los centrales.
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En la captura de la izquierd (segunda parte frente al Marsella) se puede observar una variante que se hace más complicada con el rombo, y es la del juego directo. Con dos hombres detrás de la pelota el equipo puede abarcar más en caso de no ganar esa pelota, y en caso de ganarla, los dos extremos y el punta ofrecen soluciones para ganar la segunda jugada. Los centrales del Girondins no son precisamente lo mejor del equipo, y es una alternativa que en ocasiones se necesita para llevar el balón a campo contrario. Además, la recepción de los extremos (Saivet u Obraniak), es técnicamente precisa, así que pueden aguantar y esperar llegada de laterales o simplemente dar continuidad en campo rival. En la captura de la derecha observamos a Plasil con opción de ofrecer recepción en la base. Es cierto que en esa imagen no hay abierta línea de pase y por lo tanto la pelota acaba en uno de los costados, pero la idea es que Plasil ya no está escorado en el carril interior diestro, si no que es el hombre más cercano a los centrales, por lo que da una alternativa de salida limpia. Quiero decir con esto que el rombo permite una estructura de salida más limpia, pero esta variante acerca a Plasil a la base (futbolista más técnico que cualquiera de los mediocentros), por lo que Gillot lo equilibra en cierto modo.
Es complicado rescatar una propuesta concreta, porque el equipo, hasta el momento, ha dado muestras de saber competir bien con cualquiera de ellas. Con los tres centrales de una manera menos vistosa pero más sólida, con el rombo ofreciendo muchas alternativas al poseedor y consiguiendo establecer, posicionalmente, una salida más limpia, y con el 4-2-3-1 añadiendo el registro de juego directo y permitiendo un vuelo a los laterales en la defensa de cuatro que con el rombo es más difícil de ver. La buena noticia para el Girondins es que, por lo general, Gillot está eligiendo bien, y el equipo, a estas alturas, es una de las revelaciones en la Ligue 1 gracias a ese segundo puesto tras 13 jornadas. Francis Gillot es, sin duda, uno de los entrenadores a seguir en el campeonato galo.
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