Su primera gran decepción llegó con tan sólo 17 años, en Guadalajara, México. Él no había nacido, pero aquella ciudad había visto jugar, muchos años antes, a una de las mejores generaciones brasileñas de todos los tiempos. Brasil disputó todos sus partidos (excepto la final) del Mundial del 70, en el Estadio Jalisco, así que para un combinado canarinho, y a pesar de la derrota en los penaltis contra la Francia de Platini en el mismo escenario 16 años más tarde, Guadalajara tenía algo especial. Quizá no poder pisar el mismo césped que los Pelé, Clodoaldo, Jairzinho o Rivelino, era una injusticia poética para Marcos Aoás Corrêa (Marquinhos) y sus compañeros, que saltaban al terreno del nuevo y flamante estadio Omnilife el 7 de julio de 2011. Marquinhos estaba ante su primera gran cita (con el permiso del hexagonal final en el Sudamericano U17 del que había salido vencedor meses antes), con la cinta de capitán, dispuesto a jugar la semifinal del Mundial U17 en un clásico sudamericano frente a Uruguay. Brasil, como suele ser habitual, tenía ese aroma de favoritismo, así que Marquinhos no pudo hacer más que llevarse las manos a la cabeza cuando observó como su meta, Charles, arrollaba sin compasión al habilidoso punta charrúa Rodrigo Aguirre en el interior del área. Uruguay se ponía por delante y desde entonces Brasil puso más corazón que cabeza. El 2-0 y 3-0 del combinado uruguayo fue un duro golpe. La canarinha se quedaba a las puertas de la final. Pero, como se suele decir, un clavo quita otro clavo y desde entonces, en su carrera solo ha habido buenas noticias.
En enero de 2012 se proclamó campeón de la prestigiosa Copa São Paulo de Futebol Júnior (la famosa Copinha), después de que Cortinthians le ganase por 2-1 a Fluminense (gran favorito del torneo y probablemente el equipo que mejor fútbol desplegó), remontando un resultado adverso en los minutos finales. Para Tite, técnico del primer equipo, Marquinhos ya era uno de los futbolistas a tener en cuenta en las categorías inferiores, aunque su actuación en la Copinha, donde fue uno de los destacados, acercó su nombre al público internacional. Y digo que Tite ya le tenía en cuenta porque unos meses antes, en septiembre de 2011, ya le dio la oportunidad de tener una experiencia con el primer equipo en un amistoso que el Timão jugó en Osasco, Saõ Paulo, frente al Grêmio Osasco, con motivo de la inauguración de su nuevo estadio de césped artificial. Al término del encuentro Tite dejó clara su satisfacción con el futbolista, diciendo que había jugado con naturalidad, que le veía maduro y que lo que más le gustó fue que había trabajado sin hacer ruido hasta recibir su llamada. Probablemente al futbolista le ayudó el hecho de haber entrado en el club con tan solo 8 años, haber crecido conociéndolo desde dentro, y también, como él mismo dice, su entorno, que le hace pensar sólo en fútbol. Alvaro Aoás, su tío, y Luan Aoás, su hermano, son quienes se encargan de representarle, 'familia de futboleros', y sirva como ejemplo que Luan tiene 22 años y pasó por las categorías inferiores de São Paulo y Corinthians.
Su nombre empezaba a sonar en la primera plantilla, y de manera casi irónica, se coló en los reportajes curiosos cuando Tite decidió inscribirlo en la lista de la Copa Libertadores 2012. Ya no fue el hecho (algo habitual), de que un chico de 17 años entrase en la lista de un equipo brasileño para poder disputar la competición de clubes más importante del continente, si no que entró sustituyendo a Adriano Leite. El hecho de sustituir a Adriano supuso que Marquinhos quedase inscrito con el dorsal número 10 (un número, por cuestiones obvias, histórico en el fútbol brasileño, y Corinthians no era una excepción). Marquinhos no disputó un solo minuto del torneo, pero en términos legales, con 18 años era campeón de la Copa Libertadores siendo el 10 del Timão. Una situación curiosa que se acerca bastante a ese recurrente dicho de 'nacer con estrella'. De hecho, al estar Corinthians disputando la Libertadores, (nunca había sido campeón y si ya de por sí, cualquier club centra sus esfuerzos en ella, en este caso, si cabe, con un plus de ilusión), Tite decidió rotar durante las primeras jornadas del campeonato Brasileño, por lo que Marquinhos tuvo la oportunidad de empezar a medirse en el primer nivel. Una carrera meteórica que acabó con el futbolista el pasado verano en el fútbol europeo, nada menos que en club importante del Calcio como es la AS Roma, que arrancaba un nuevo e ilusionante proyecto de la mano de uno de los entrenadores más míticos dentro del fútbol italiano: Zdenek Zeman.
La imagen superior es el comunicado oficial que la Roma colgó en su página web cuando el pasado 21 de agosto se hizo oficial la llegada de Marquinhos a la capital. Se trata de una cesión hasta el 30 de junio de 2013, pero con una cláusula que a día de hoy está cerca de parecer una ganga para el club romano. Si Marquinhos disputa al menos 8 partidos oficiales, habiendo jugado en cada uno de ellos al menos 45 minutos (le queda tan sólo uno), la Roma podrá conseguir de manera definitiva los derechos del futbolista por la suma de 3 millones de euros. En las primeras jornadas resultaba complicado creer que Marquinhos acabase haciéndose un hueco en el once titular (Burdisso y Leandro Castán parecía la pareja elegida). Sin embargo, hay un punto de inflexión que cambiaría su situación en la sexta jornada. La Roma estaba siendo humillada en Turín, la Juve ganaba 3-0 a los 19 minutos de partido y la afición, encendida por el conocido odio bianconeri a Zeman, encendía aún más al equipo. No era el mejor momento para debutar, desde luego. Sin embargo, viendo la sangría, el técnico checo echó a Marquinhos a los leones, y el chico cumplió. El partido acabó 4-1, y la Roma, a pesar de perder el partido de forma humillante, había ganado un defensa titular. Porque Zeman no se corta, y desde entonces, Marquinhos es indiscutible en la zaga romana. Incluso en Italia decidieron llamarle Marcos para evitar confusiones con su compañero Marquinho. Marcos suena más maduro, tanto que seguro que hasta él mismo le sorprende, como le sorprenderá recordar que hace unos meses decía que su sueño era jugar en el Timão con Leandro Castán, y en los últimos dos partidos haya mirado al banquillo para confirmar que es su suplente.
El primer derby della capitale de Marquinhos (Foto: www.asroma.it) |
Por si acaso, hay que echar el freno en los elogios, porque sabemos de los momentos de forma y lo traicioneros que son, pero es complicado no ilusionarse viendo a Marquinhos en una Roma cuyo sistema defensivo es quizá, el más expuesto de toda la Serie A. Como para Zeman lo más importante es mirar hacia delante, no está mal empezar a hablar del futbolista en base a sus cualidades en el inicio de jugada. Ahí la Roma tiene un buen activo, quizá, aún, no es el más capaz para filtrar pases, pero lo suple con una buena técnica de conducción e intuición para hacerlo hacia zonas libres. En estos últimos partidos, es el central protagonista en la fase de inicio. Pero, evidentemente, lo más destacable son sus conceptos defensivos. Aún por formarse físicamente, es digno de mención que a pesar de ello no sufra en los choques, aunque su mayor virtud es la lectura. Es fantástico ver como va midiendo la posición en los centros laterales, alejándose lo justo para abrir ángulo y atacar el balón en el momento preciso. Es intuitivo, en cualquier caso, en otras situaciones, y sabe entender perfectamente donde quedó el lado débil para protegerlo. En cuanto a técnica, sus recursos son muy buenos. Es ágil de piernas para robar, y esa misma agilidad le sirve para tener buena técnica en el despeje. Por ponerle defectos, alguna situación de campo abierto en la que se ha visto superado, aunque es complicado encontrar defensas en sistema Zeman a los que no les haya ocurrido con frecuencia. Sin duda, su éxito depende de la continuidad, tanto por su parte como por la del entrenador, pero resulta complicado creer que si ambas siguen una línea positiva, Marquinhos no acabe siendo uno de los defensas más importantes del fútbol europeo en los próximos lustros.
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