jueves, 27 de marzo de 2014

El regreso del Parma

Era el 18 de agosto de 1987 y el Ennio Tardini se vestía de gala. El Parma, entonces, militaba en la Serie B, y en su banquillo acababa de aterrizar un joven técnico checoslovaco llamado Zdenek Zeman, quien había sorprendido por sus métodos en el sector juvenil del Palermo, en el Licata Calcio, y durante casi una temporada, en el Foggia Calcio. El Real Madrid de la Quinta del Buitre, en pleno apogeo, visitaba al conjunto ducale, en un acto que hubiese sido imposible sin un patrocinador que a la postre acabaría resultando decisivo en la historia reciente del club de la Emilia-Romagna. Parmalat, compañía italiana de alimentación y lácteos, se anunciaba en las camisetas de ambos conjuntos, e hizo posible el encuentro amistoso. El Parma de Zeman fue capaz de ganar por 2-1 a aquel potente Real Madrid, en la que fue una victoria que supuso el preludio de unos éxitos que antes de la llegada de la Parmalat hubieran resultado imposibles.


Nevio Scala llegó al Parma en 1989, cuando el equipo militaba en Serie B.
El Parma se trataba, históricamente, de un club pequeño. El fichaje de Zeman fue un fracaso y el técnico checo fue despedido en la jornada 7, pero ese mismo verano el Ennio Tardini había visto como, -y ellos aún no lo sabían-, por allí iban a empezar a desfilar -y a perder- algunos de los mejores equipos del continente. Para sustituir a Zeman llegó Giampiero Vitali, con quien los ducali acabaron dos temporadas consecutivas en mitad de tabla de la segunda división italiana, hasta que en el verano de 1989 en el banquillo se sentó Nevio Scala. La Reggina de Scala se había quedado el curso anterior a las puertas del ascenso a la máxima categoría, y el presidente Ernesto Ceresini eligió al ex futbolista de Milan, Fiorentina o Inter, entre otros, para el cargo. En la penúltima jornada de esa temporada, un triunfo por 2-0 frente a la Reggiana significó asegurar el 4º puesto, el último que ofrecía billete para la Serie A. Era la primera vez que el Parma iba a disputar la primera división del fútbol italiano. El enorme éxito deportivo, eso sí, no pudo ser completo desde un terreno más personal. El presidente Ernesto Ceserini murió por problemas de salud en el mes de febrero -ello supuso cierta agitación estructural que significó un bajón en el rendimiento del equipo en las semanas posteriores-, algo que fue solventado con la llegada al cargo, de forma momentánea, del hijo de Ceserini, Fulvio.

El Parma, por tanto, era equipo de Serie A en la temporada 90/91, aunque en la dirección del club existía un vacío de poder que vino a ser ocupado por Calisto Tanzi. El patrón de la Parmalat marcó, entonces, un antes y un después en la historia del club ducale. La empresa de Tanzi ya patrocinaba al Parma, y este poseía una parte minoritaria de la entidad, pero tras el ascenso a la máxima categoría compró la mayoría a los tres hijos de Ceserini. Para entender lo que supuso este cambio hay que contextualizar quienes eran Calisto Tanzi y Parmalat Finanziaria en el año 1990. Tanzi, en 1961, fundó la Parmalat, y cinco años más tarde creó su producto estrella: la pasteurización a altas temperaturas, que alargaba la vida de la leche sin necesidad de frío. Este hecho fue clave en el crecimiento de la empresa, que a partir de 1970 comenzó su expansión por Europa, comercializando, además, otros productos como el queso.  Para 1989 Parmalat era una multinacional con gran presencia global, momento en el que Findaziaria la compró, aunque el control seguía en manos de Tanzi, que mantuvo una posición similar pero con sus bolsillos más llenos. Una operación que tuvo una relación directa con el crecimiento del Parma Calcio, que a partir de 1990 pasó de ser un modesto club dentro del fútbol italiano, a poder competir con algunos de los grandes gigantes europeos.

Fue entonces cuando la maquinaria se puso en marcha. El Parma pasó en apenas un lustro de ser un club casi desconocido fuera de los límites de la Emilia-Romagna, a ser respetado en todo el continente. Taffarel, Brolin, Di Chiara, Zola, Sensini, Dino Baggio, e incluso fichajes que no obedecían estrictamente a necesidades deportivas, como el balón de oro Hristo Stoichkov, vistieron la elástica crociata. Siete años duró la etapa de Nevio Scala en el Parma, en los que el equipo de la Parmalat ganó una Coppa Italia, una Recopa de Europa, una Copa de la UEFA, y una Supercopa de Europa. Con la marcha de Scala, en el verano de 1996, se produjo también un relevo en la presidencia: el hijo de Calisto Tanzi, Stefano, movería los hilos de los siguientes pasos de un club que ya era reconocido internacionalmente. Llegó al banquillo un joven Carlo Ancelotti -quien duraría dos temporadas-, y se inició el ciclo de los Buffon, Crespo, Chiesa, Cannavaro o Lilian Thuram. Entre 1996 y 2004 el Parma ganó una Copa de la UEFA, dos Copas de Italia y una Supercopa de Italia, hasta que el escándalo que envolvió a Calisto Tanzi y a la Parmalat volvió a marcar un antes y un después en la historia del club.


En febrero de 2003 comenzaron a circular rumores sobre la situación real de la empresa, y hasta diciembre de ese mismo año se produjeron algunos cambios internos, hasta el punto de que Tanzi dimitió. A finales de 2003, Bank of America negó la existencia de una cuenta en las Islas Caimán en la que Parmalat decía tener unos 4.000 millones de euros, lo que provocó el inicio de una investigación por parte de la fiscalía italiana. En apenas unos días, Parmalat entró en suspensión de pagos, y el 27 de diciembre de 2003 Calisto Tanzi fue encarcelado. El crack Parmalat fue uno de los casos más graves de escándalo financiero perpetrados por una sociedad privada en Europa, y, lógicamente, provocó daños colaterales en el club de fútbol que nadaba en la abundancia sostenido por la empresa de lácteos. El Parma recibió la noticia en mitad de la segunda temporada de Cesare Prandelli en el banquillo y, una plantilla aún bastante competente, hizo que el impacto deportivo resultase menor. El 5º puesto logrado en la clasificación, y  la Legge Marzano, que permitió al club mantenerse en la Serie A y evitar la refundación en categoría amateur, aún en estado de insolvencia económica y hasta que alguien pudiera asumir sus deudas, mantuvo al herido con vida. En enero de 2007, Roberto Cappelli, asesor del club, anunció que la sociedad iba a ser vendida a través de una subasta pública, en la que el empresario bresciano Tommaso Ghirardi, en colaboración con Angelo Medeghini y Banca Monte Parma, se conviertió en presidente tras un pago de 24 millones de euros. Fue el momento en el que situar el punto de partida del Parma actual, mucho menos poderoso que el de la época Tanzi, y que vive hoy en día, desde entonces, su momento más dulce.

LA ETAPA ACTUAL

Con el escándalo Parmalat aún reciente, la etapa Ghirardi abrió un nuevo ciclo en el club ducale. Los comienzos no fueron fáciles, y aunque el Parma consiguió en ese curso 2006/2007 salvar la categoría, no pudo decir lo mismo 12 meses después, y la temporada siguiente acabó descendiendo a la Serie B. Fue entonces cuando se situó el punto de partida a la escalada que se está viviendo hoy en día, y que tiene inmerso al club en la pelea por regresar a competición europea. Con Francesco Guidolin en el banquillo -que llegó a mitad de temporada para sustituir a Gigi Cagni-, se recuperó la plaza de Serie A para la temporada 2009/2010. Desde entonces, el devenir del club ha sido un constante altibajo, hasta que en enero de 2012, para sustituir a Franco Colomba, llegó Roberto Donadoni.


Tommaso Ghirardi y Roberto Donadoni

Con el técnico lombardo en el banquillo, el Parma logró cuajar en la media temporada de su debut una gran segunda vuelta que les dejó en 8º puesto, mientras que la temporada pasada el Parma acabó en 10º lugar. Lo más positivo en ese año y medio es que el club parece, por fin, tener una línea definida en cuanto a estilo,  los onces y la propuesta tenien cierta continuidad, y para los crociati eso era algo que no sucedía de manera constante desde hacía, prácticamente, una década. Los frutos se han recogido en esta campaña, donde el Parma, hasta la derrota por la mínima en el Juventus Stadium -y en la que tuvieron oportunidades de empatar hasta los últimos instantes-, ha acumulado 17 partidos sin perder en la Serie A. Ahora mismo se sitúan en el sexto puesto de la clasificación -que, dada la final de Coppa entre Fiorentina y Napoli dará, presumiblemente, acceso a la próxima edición de la Europa Leagua-, y en Parma se vive, por primera vez desde el caos Parmalat, cierto ambiente de optimismo con respecto a su club de fútbol. 


Roberto Donadoni ha encontrado su sitio en el banquillo del Parma, donde ha logrado otra vez resultados desde su buen hacer en Livorno. Quizá el paso por la Nazionale llegó demasiado pronto, y sus experiencias posteriores en Napoli y Cagliari tampoco fueron positivas. Su Parma ha tenido un proceso de evolución hasta llegar a lo que es hoy en día. Podemos decir que su esquema base es un 4-3-3, aunque la naturaleza de sus jugadores le permite, durante los partidos, pasar a defensa de 3 centrales y clavar muy arriba al lateral izquierdo. En ese sentido, la versatilidad del sistema se parece mucho al de la Fiorentina, y no es la primera vez que Donadoni halaga públicamente a Vincenzo Montella.  

En defensa, el rendimiento de Palletta es una de las claves del equipo, hasta el punto de que a día de hoy es una de las alternativas para Cesare Prandelli de cara al Mundial de Brasil. Otro de los puntos importantes de la estabilidad colectiva es Mattia Cassani. Durante muchos años se trató, cuando vestía la camiseta del Palermo, del mejor lateral derecho del país, con vocación ofensiva y mucho despliegue. Hoy en día su juego ha evolucionado. Es el lateral con menos recorrido, pero lo más importante es que se ha adaptado de maravilla a esa figura de tercer central, que permite al equipo ducali tener tres hombres ocupando todo el ancho de la retaguardia cuando el equipo pierde la pelota. Con Alessandro Lucarelli fijo, el otro puesto en defensa lo ha ocupado Gobbi, o recientemente, Molinaro. Es una figura diferente con respecto al rol de Cassani en el otro perfil: el lateral izquierdo de este equipo ha de tener más vuelo -en su lado, casi siempre, juega Antonio Cassano-, e incluso, cuando el equipo pasa al 3-5-2, debe actuar en los ataques posicionales como un extremo, abriéndose a mucha altura. La zaga la cierra en portería Antonio Mirante, que es un guardameta regular y que lleva años a buen nivel. 

En el centro del campo ha desaparecido un hombre que venía siendo clave -e incluso, insustituible para Donadoni en su etapa inicial- como Jaime Valdés. El chileno fue su regista particular, retrasando su habitual posición en tres cuartos de campo, en un movimiento bastante común últimamente en la Serie A, pero en enero marchó a Colo Colo como consecuencia del enorme -y sorprendente- rendimiento que venía dando Marco Marchionni. El actual pivote del equipo había sido toda su carrera un extremo bastante habilidoso y con buen desborde, pero la pérdida de esa chispa le ha llevado a una extraña adaptación. Como regista, ha demostrado tener buena salida de balón, ofrecer una gran capacidad de sacrificio, y ser muy competitivo. La estructura de medio campo es la única que no varía entre uno y otro esquema. Es decir, un mediocentro, Marchionni, y dos interiores, generalmente Gargano y Parolo. La llegada del uruguayo ha resultado muy útil para Donadoni, ya que ofrece un perfil más trabajador -ayuda a adelantar la línea de presión y robar arriba-, pero además tiene una gran capacidad de entrega para regresar a campo propio, lo que le da más sentido a la naturaleza del otro mezzala del equipo: Marco Parolo puede ocupar posiciones de ataque sabiendo que Marchionni-Gargano pueden hacer doble pívot y frenar posibles contragolpes. Quizá un poco más apagado en este tramo final, pero en líneas generales la temporada de Parolo ha sido fantástica, hasta el punto de recordar a sus mejores momentos en el Cesena. 


En el ataque, una figura destaca por encima de todas, y no solo por su talento, si no porque ha tenido trascendental importancia en la forma en la que Donadoni ha estructurado el resto del equipo. Antonio Cassano llegó este verano al club ducale levantando -lógicas- dudas, pero ha vuelto a ofrecer un rendimiento que ya le vimos cuando se la tienen que pasar todos (Bari y Sampdoria). Cassano hace diferentes los ataques, y permite estar dentro de los partidos en campos que deberían ser inaccesibles. El futbolista con más calidad y talento para jugar de toda la plantilla está siendo decisivo. En principio, su posición de partida es la izquierda, aunque tiene total libertad para jugar por dentro -cosa que sucede siempre en el 3-5-2-, pero además, hemos visto algún partido -el último, la victoria del equipo en San Siro-, en el que Amauri ha sido suplente y él ha hecho de 9. En cualquiera de esos roles estamos viendo a un Cassano decisivo que, si bien es cierto que quizá no haya llegado al nivel de la Sampdoria, queda claro que cuando se lo pasa bien, es cuando más le ofrece a su equipo. El 9 referencia está siendo, de manera habitual, Amauri. No está encontrando el gol de forma continuada -nunca ha tenido gran calidad en ese sentido-, pero su trabajo está siendo vital. Ofrece alternativa para salir directo, gana centros laterales, está siendo un socio de espaldas para Cassano realmente bueno -de su trabajo de boya no solo se ha aprovechado talentino, Parolo, por ejemplo, también lo disfruta-, y además no escatima esfuerzos en la presión, llegando incluso a ocupar la zona izquierda cuando Cassano se desconecta. El tercer hombre de ataque ha sido de manera continua Biabiany, que, lógicamente, es el futbolista más exterior. Tuvo un tramo inicial de campaña muy bueno, teniendo además que adaptarse a las exigencias del esquema: había ocasiones en las que el equipo pasaba a defensa de 3 centrales y él era el carrilero derecho. En ese sentido, Biabiany ha sido el Juan Guillermo Cuadrado de Donadoni. El hecho de ofrecer rupturas al espacio y juego exterior le han hecho un activo bastante valioso. Para competir con Biabiany -o incluso, para mandar al banquillo a Amauri y jugar con dos hombres exteriores-, llegó en el mercado invernal Schelotto, que está ofreciendo un gran trabajo, precisamente por adaptarse de maravilla a las exigencias del guión. No tiene esa agilidad con pelota de Biabiany, pero sí un retorno defensivo que permite al equipo estar más equilibrado, puesto que uno de sus hombres ofensivos, con él, es en realidad un centrocampista.  

En resumen, se vive en Parma una época de optimismo. Durante una década un pequeño club de la Emilia-Romagna pasó a ser una de las capitales europeas del fútbol, y el crack Parmalat supuso un duro golpe para unos aficionados que vivían en una nube. Lejos de la opulencia de esos años, pero el trabajo de Roberto Donadoni está metiendo al club en un camino que, salvo sorpresa, volverá a desembocar en una competición que no hace mucho llenó de alegrías a la afición crociati. Europa está cerca. 

3 comentarios:

  1. Artículazo, el Parma es mi segundo club después del Milán o el club que mejor me cae después del club Rossonero.

    ResponderEliminar
  2. Ojalá podamos ver a este Parma en Europa. Sería algo bonito para los hinchas del club romagnolo y para los hinchas del fútbol. Gran artículo este, que se me olvidaba!!

    ResponderEliminar