Costa de Marfil, campeona de la Copa de África 2015 |
Costa de Marfil se ha proclamado vencedora de la accidentada Copa de África 2015. Accidentada, porque finalmente se disputó en Guinea Ecuatorial, a pesar de que Marruecos era la anfitriona. El combinado dirigido por Hervé Renard -que ya ganó el torneo en 2012 al mando de Zambia- logró un trofeo que se le resistía desde el año 1992, cuando, como en este año, venció a Ghana en los penaltis.
1. Costa de Marfil, campeón
Once tipo de Costa de Marfil durante el torneo |
Hervé Renard fue encontrando su once a medida que fue avanzando el torneo, puesto que la idea que tuvo de inicio, en el debut contra Guinea Conakry, fue siendo modificada. Quizá motivada por el hecho de que Gervinho fuese expulsado en ese duelo, donde el técnico francés readaptó al equipo, y comenzó a dibujar esa defensa de tres centrales que tan buen resultado le dio de ahí en adelante. Quizá, también tuvo que ver el hecho de que Aurier flojeó defensivamente a lo largo del campeonato, o que Yaya Touré no tiene la actividad defensiva necesaria como para sostener a cuatro hombres más ofensivos por delante suyo, la idea inicial del técnico.
En la portería, el titular durante todo el torneo ha sido Sylvain Gbohouo. A sus 26 años no ha salido de la liga local -juega en el Séwé Sports-, y ha sido una apuesta personal de Renard. Su rendimiento ha sido relativamente estable, aunque el destino tenía una sorpresa reservada. Gbohouo se lesionó y no pudo disputar la final, y su lugar fue ocupado por Barry Copa. El veterano guardameta del Lokeren fue el inesperado héroe, cuando detuvo el último penalti y transformó el decisivo.
La línea defensiva que se asentó estuvo compuesta por tres centrales. La figura de líbero fue reservada para Kolo Touré, que hizo un torneo bastante solvente. En parte, ese paso a la defensa de 3 le liberó de tener que hacer marcas individuales a delanteros más potentes y rápidos que él, y aprovechó su experiencia para vivir de su colocación y lectura de las situaciones. Justo, velocidad y dinamismo, ofrecieron sus dos acompañantes. Kanon comenzó el torneo como lateral zurdo, y se adaptó bien al rol de central izquierdo, saliendo a defender a zonas más alejadas. Aunque la gran sensación de la línea defensiva fue Eric Bailly, el central que recientemente ha firmado el Villarreal procedente del Espanyol. Bailly ha mostrado una seguridad en sí mismo tremenda para su edad -es cierto que en algunos momentos le ha faltado precisión y experiencia en acciones puntuales-, pero en líneas generales ha sido eficacia pura. Buena zancada, perfecto también para salir a defender a zonas más alejadas y que Kolo Toure cubriese las espaldas, mostró, además, una excelente capacidad para sacar el balón gracias a una poderosa conducción.
En los dos carriles, Aurier y Tiéné se asentaron. En el lateral derecho, Aurier, el futbolista del PSG, dejó varias actuaciones, sobre todo en el plano ofensivo, verdaderamente brillantes. Podía haber ciertas dudas después de que su adaptación al conjunto parisino no esté siendo del todo buena, pero de nuevo ha rendido a gran nivel con su selección. Además, teniendo a Bailly en la espalda, tuvo protegidos sus despistes a la hora de regresar a posiciones defensivas. Tiéné entró en la primera jornada después de la expulsión de Gervinho, y el asentamiento del sistema le permitió ser titular el resto de la Copa. Menos lúcido que Aurier en campo rival, pero más sólido en el propio.
El doble pivote -que a efectos prácticos no fue tal- lo compusieron Serey Die y Yaya Touré. No fue tal porque el pivote real era Die. El futbolista recientemente fichado por el Stuttgart fue el encargado de hacer todas las ayudas defensivas. En ocasiones quedó demasiado expuesto, y eso lo obligó a tener que arriesgar mucho y en alguna acción, llegar tarde, pero analizando el contexto, su torneo fue bueno, y se convirtió en imprescindible para Renard. Su acompañante fue Yaya Toure, que jugó como centrocampista libre, con recorrido para ir arriba y con peso a la hora de tocar el balón en la salida de balón. Transmitió las mismas sensaciones que está dejando últimamente: algo de parsimonia, ritmo lento y dejadez para defender. Dejó alguna jugada decisiva, como el gol que abre el marcador de la semifinal, pero en líneas generales su torneo fue pobre teniendo en cuenta las expectativas.
En la última línea, el indiscutible ha sido Wilfried Bony, en su papel de delantero centro. Quizá un punto por debajo en cuanto al nivel de determinación que se esperaba de él, pero eso no le ha impedido jugar una Copa de África de gran nivel. Resolvió, además, el partido de cuartos de final contra Argelia con dos goles. Un punta que cargó área cuando fue necesario, o produjo fuera de ella en otras situaciones. A sus lados, el indiscutible hubiese sido Gervinho, de no haber sido por la roja directa que vio en el primer partido. Eso ha hecho que su Copa de África se nos haya hecho corta, con menos peso de lo que le vemos semana tras semana en la Roma. Cubrió su baja Doumbia, que cumplió cuando entró, aunque el hecho de escorarle a una banda para mantener el sistema le penalizó en ciertos momentos. En el polo opuesto estuvo Max Gradel, al que no se le presuponía como titular por la enorme competencia, pero que acabó siendo uno de los jugadores más productivos de la selección costamarfileña. Velocidad, desborde, descaro, y mucha implicación, tuvo un papel protagonista por méritos propios.
En líneas generales hablamos de una campeona en la que sus individualidades más destacadas no fueron tan determinantes, o al menos no de forma constante, como se esperaba antes del comienzo de la competición. Esto habla muy bien de dos cosas. Una de los actores secundarios, que rindieron muy bien bajo esa exigencia -caso de Serey Die, Eric Bailly o Max Gradel-, y otra de su entrenador, que logró vencer las adversidades que fueron surgiendo durante el torneo para acabar haciendo de esta Costa de Marfil un bloque competitivo.
2. Mi once ideal
Felipe Ovono (26/07/1993, Deportivo Mongomo): En un torneo de bajo nivel en la portería, la sensación fue el desconocido guardameta ecuatoguineano. Es cierto que en la semifinal frente a Ghana pecó de impetuoso y erró en dos de los goles de su rival, pero su Copa de África en líneas generales ha sido sorprendente en lo positivo. Agilidad y reflejos.
Serge Aurier (24/12/1992, PSG): Dejó algunos despistes defensivos, pero penalizaron menos a su equipo con el cambio de sistema y las buenas coberturas que le hizo Bailly. En el plano ofensivo, brilló en varios partidos, y recuperó sensaciones con respecto al pasado mundial, y que parecía estar olvidando en París.
Eric Bailly (12/04/1994, Villarreal): Una de las sorpresas fue que Hervé Renard contase con un chico tan joven para ser titular durante todo el torneo. Y su respuesta ha sido brillante. Cierto que cometió algunos pecados de inmadurez, pero poco relevantes, y que su hacer en el plano positivo (coberturas, cruces, anticipaciones, conducciones) fue mucho más reseñable.
Jonathan Mensah (13/07/1990, Evian TG): Una de las piezas clave para que Ghana acabase alcanzando el subcampeonato. Un central atlético y elástico, fue capaz de proteger al equipo en fases de defensa posicional, pero también de defender espacios más largos gracias a su velocidad.
Abdul Rahman Baba (02/07/1994, Augsburg): Ya está resultando una sorpresa muy positiva en la Bundesliga, y ese buen hacer se ha confirmado en esta Copa de África. Capaz de proyectarse con peligro al ataque, mostró dinamismo, además de ser bastante disciplinado para no descuidar sus obligaciones defensivas.
Serey Dié (07/11/1984, Stuttgart): Cumplió a rajatabla su función, y particularmente, veo bastante complicado que Costa de Marfil hubiese levantado el título sin su participación. En ocasiones demasiado expuesto por la dejadez de Yaya Touré, se multiplicó para hacer coberturas y proteger al equipo de contragolpes rivales.
Iván Zarandona (30/08/1980, Hong Kong Rangers): Absolutamente clave en el éxito de Guinea Ecuatorial en el torneo. Formó en un doble pivote junto a Doualla, y se destacó como el líder a la hora de equilibrar todo el bloque. Ofreció buena lectura y un innumerable número de ayudas.
Christian Atsu (10/01/1992, Everton): Nombrado mejor jugador del torneo, un justo reconocimiento a su brillante rendimiento. Jugó como centrocampista diestro en un 4-4-2, y fue resolutivo constantemente. Rapidísimo para dañar a la contra, también desbloqueó defensas rivales gracias a su buen regate.
André Ayew (17/12/1989, Olympique de Marseille): Sus lágrimas al término de la tanda de penaltis contra Costa de Marfil resumen lo que dejó en esta Copa de África. Su esfuerzo fue encomiable, ayudando en tareas defensivas, llegando a rematar al área rival, y apareciendo por zonas interiores para participar. Brillante su torneo.
Yassine Chikhaoui (22/09/1986, FC Zurich): Jugó como mediapunta, por detrás de Akaichi generalmente, y su paleta de recursos fue sobresaliente. Con capacidad física para ganar choques y pisar área con peligro, agilizó los ataques gracias a su finura en el control de balón. La gran sensación de la selección tunecina.
Wilfried Bony (10/12/1988, Manchester City): Quizá se esperaba más de él en términos goleadores, pero su rendimiento en el juego de ataque de Costa de Marfil fue notable. Tanto en el área, como cuando tuvo que salir de ella para producir otras cosas, se vio en Bony esa enorme calidad que le ha llevado a fichar por el Manchester City.
3. Otros detalles
1. Ghana, casi campeón
Se les escapó el trofeo en la tanda de penaltis, pero yendo de menos a más, acabaron siendo la selección más equilibrada del torneo. Grant, que tan solo tuvo unas semanas para trabajar antes de la cita, diseñó un 4-4-2 compacto y competitivo. La línea defensiva funcionó bien en diferentes exigencias, aunque lo más rescatable fue el punto diferencial que aportaron sus dos hombres de banda. Tanto Atsu como André Ayew trabajaron muchísimo en ambos costados, y después aportaron en ataque. El primero con vertiginosas conducciones y diagonales hacia portería, el segundo, con toques más pausados y llegadas al área rival. El doble pivote fue para Acquah -que equilibraba- y Wakaso -más suelto-, y completaban la formación dos puntas -generalmente Kwesi Appiah y Asamoah Gyan- muy móviles, que hacían el ataque ganés amplio y profundo.
2. El sueño de Guinea Ecuatorial
A un paso de una histórica final se quedó el combinado dirigido por Esteban Becker. El técnico argentino movió sus piezas con gran tacto, y exprimió al máximo el rendimiento de sus futbolistas. De hecho, desconocidos como Felipe Ovono o el jovencísimo Diosado Mbele ofrecieron una fantástica actuación. Equipo bien compensado con Iván Zarandona y Doualla en el doble pivote, hubo dos variantes arriba. Una, con Raúl Fabiani como 9, un tanque que cargaba el área y liberaba a los hombres de la línea de mediapuntas. La otra, con Kike Seno e Ibán Salvador en los costados -dos futbolistas veloces y con buen regate-, y N'Sue y Balboa como hombres más adelantados. Estos dos, por jerarquía y experiencia, fueron los que mayor peso ofensivo tuvieron, sobre todo Balboa, que hizo un partido de cuartos para el recuerdo frente a Túnez, con los dos goles de la victoria.
3. La República Democrática del Congo
El cuarto semifinalista de esta edición de la Copa de África fue la República Democrática del Congo. Comenzó su técnico Ikwanga-Ibenge con la idea de jugar con un solo punta, pero el paso al 4-4-2 hizo dar al equipo un salto competitivo. En defensa, el jefe de la zaga fue Mongongu -que se perdió el duelo de semifinales frente a Costa de Marfil- mientras que la dupla Makiadi-Mbemba ofreció estabilidad y mucho esfuerzo. En los costados, quizá se esperaba algo más de Cedrick, que no desbordó tanto como se presuponía, algo que sí hizo Bolasie, el congoleño más destacado. Bolasie desequilibró a los rivales, llegó a zona de remate, y tuvo influencia en zonas interiores. RD Congo completó su propuesta con un doble 9 (Bokila-Mbokani) muy físico, capaz de ganar juego directo y que ofreció mucha presencia en el área rival.
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