Le costó arrancar al Inter de Mancini, que solo acumuló dos victorias tras 10 partidos de Serie A desde su llegada al banquillo nerazzurro. Las mismas que ha logrado en los dos últimos encuentros, después de vencer por 3-0 al Palermo la pasada semana, y por 1-4 en esta en su visita a Atalanta. Las sensaciones no son, ni de lejos, las de un equipo equilibrado y sólido, pero sí las de uno que, al menos, y a diferencia de esos diez choques anteriores, tiene claro qué debe de hacer en algunos momentos del juego.
No ha tardado demasiado Roberto Mancini en darle el protagonismo al fichaje más significativo de la Serie A en el mercado invernal. No entró desde el principio Xerdan Shaqiri, pero su inclusión ha coincidido con un cambio de sistema, en el que el futbolista suizo tiene todo el protagonismo, y absoluta libertad en el juego de ataque. El Inter ha pasado a jugar en un 4-3-1-2 ante Palermo y Atalanta, y repitiendo roles y comportamientos en muchos de sus futbolistas, mientras que otros -caso de Icardi- han salido de la alineación por problemas físicos.
Shaqiri de 10
Se trata de la gran variación en el sistema, y supone que el Inter tenga claro qué debe de hacer una vez ha robado la pelota. El ex futbolista del Bayern queda descolgado en la espalda de los mediocentros rivales cuando su equipo no tiene el balón, y allí espera a que sea robada para recibir y hacer una transición rápida. Shaqiri tiene buena intuición para quedar bien colocado cuando se produce esa recuperación, y a partir de ahí conducir el ataque interista. Una ventaja es el tipo de movimientos que hacen Icardi y Palacio, generalmente bastante largos, lo que le da opciones de pase, y espacio para poder transportar el cuero en zonas interiores. Quizá se eche de menos algo más de precisión y constancia en Brozovic y Guarín a la hora de activarle, pero la idea está clara y le ha dado al Inter bastantes situaciones de peligro en los últimos dos partidos.
Trabajo por delante
A la propuesta aún le falta bastante recorrido. Para empezar, no queda claro hacia dónde ni cómo inicia jugada el equipo. Ranocchia, Juan Jesus y Gary Medel no muestran seguridad en esos primeros pases, ni tampoco se ve claro que haya una preparación específica para salir bien por los costados, o bien con juego directo, donde no hay ningún punta con características específicas para recibirlo. Frente a Atalanta, principalmente, se vieron errores en la salida de balón que fueron bien aprovechados por un ataque bergamasco bien preparado y con las ideas claras.
Si esa salida de balón no es positiva, tampoco lo es el ataque organizado interista. Frente al Palermo vimos buenos toques de Brozovic, y ante Atalanta Guarín sacó a relucir su disparo, pero aún le queda al técnico interista mejorar al equipo en esa faceta, algo que será decisivo cuando los rivales comiencen a tomar precacuciones con Shaqiri, o mandando menos gente al ataque para impedir que Icardi o Palacio tengan facilidad para recibir al espacio. Más producción de sus interiores, más protagonismo del propio Shaqiri o de los puntas, o una pareja de laterales asentada que de la amplitud exterior necesaria en un dibujo carente de extremos.
Kovacic y Hernanes
Los grandes olvidados, de momento, con el nuevo giro de timón. Hernanes nunca ha llegado a contar para Mancini, a pesar de jugar un partido relativamente bueno contra el Napoli en cuartos de Coppa Italia, pero el futbolista croata sí parecía el elegido para liderar su nueva andadura en Milán. Son cuatro los puestos de medio campo, y los ocupados por Gary Medel -pivote-, Guarín -interior derecho- y por supuesto Shaqiri, parecen inamovibles. El colombiano no es demasiado ágil ni tiene gran claridad para mover al equipo, pero suma determinación y trabajo defensivo. Brozovic sí es más versátil, pisa área rival con peligro y es disciplinado con su labor defensiva. Sin embargo, quizá lo que de momento penalice a Kovacic es lo simple del plan. A Mancini le interesa robar y que sus interiores, rápido, busquen a Shaqiri, y Kovacic es un jugador de conducción, más toques y que va a demandar mayor protagonismo. Lo cierto es que ahora mismo su papel no parece claro, y será un reto para el técnico integrarle en un sistema que va a necesitar en lo que queda de temporada de sus características para resolver problemas más específicos.
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