Australia, campeón (Foto: afcasiancup.com) |
La selección australiana se ha proclamado ganadora de la Copa de Asia 2015, después de vencer a la República de Corea en la final por 2-1. Ha sido el primer triunfo de los socceroos en la competición, después de que en el año 2006 se sumasen a la Confederación Asiática de Fútbol. Postecoglou, que había sido nombrado seleccionador en el año 2013, ha apostado por renovar algunos puestos clave después del Mundial de Brasil.
1. Australia, campeón
La selección australiana ha jugado un torneo, por momentos, sin demasiado brillo, pero dos palabras pueden definirlo: regularidad y competitividad. Solo han perdido un partido, y fue en la última jornada de la fase de grupos -precisamente frente a la República de Corea, su rival en la final-, y fue cuando ya había cerrado su pase a cuartos. El conjunto aussie rindió con especial solvencia en los cruces de cuartos y de semifinales.
Postecoglou ha tenido muy claro desde el primer momento cual iba a ser su once tipo, y tan solo algunos problemas físicos de Jedinak han hecho rotar posiciones en medio campo. Por lo demás, hemos visto la misma idea de forma constante: un 4-3-3 en el que la idea era hacer transiciones rápidas y verticales siempre que fuera posible.
La portería fue para Mathew Ryan, probablemente el guardameta que mayor sobriedad ha mostrado a lo largo del torneo. De tan solo 22 años, lleva ya dos cursos asentado como titular en la primera división belga, defendiendo arco del Club Brugge. Ha mostrado reflejos y buena intuición.
La línea defensiva solo se ha visto modificada por las bajas puntuales que ha podido haber a lo largo del torneo. La pareja de centrales, formada por Sainsbury y Spiranovic, ha sido la mejor de la competición. Especialmente dulce ha sido el rendimiento de Trent Sainsbury, que a los 23 años está dando los primeros pasos por el fútbol europeo en la Eredivisie. Titular este curso en el PEC Zwolle, ha sido eficaz tanto defendiendo espacios largos, como protegiendo el área en fases de posesión del rival, como incluso, ofreciendo una salida limpia, caso del pase que recibe Luongo para poner el 1-0 en la final. A su lado jugó el central del Western Sidney Wanderers, Matthew Spiranovic. Fue un gran seguro, sobre todo, para gestionar las situaciones de ventaja del combinado australiano, mostrándose muy seguro defendiendo cerca de su área. En los laterales, Franjic (Torpedo Moscow, Rusia) cumplió en derecha, mientras que Davidson (WBA, Inglaterra) ofreció algo más de recorrido en el perfil izquierdo, mostrando muy buen pie para centrar.
El medio campo fue la línea que sufrió más modificaciones, principalmente porque Jedinak, a consecuencia de algunas dolencias físicas, no pudo tener continuidad. Se asentó el jugador del Crystal Palace a partir de los cuartos de final, y fue clave a la hora de aportar equilibrio y ayudar a guardar los resultados a favor que fue encontrando su selección. Indiscutible en su rol de pivote, el otro que tuvo el puesto asegurado fue Massimiliano Luongo, el MVP del torneo de manera oficial. El centrocampista del Swindown Town mostró recorrido -capacidad para ser determinante en ambas áreas- y ofreció soluciones ofensivas abarcando muchos metros, tanto con recepciones interiores como moviéndose al exterior para atacar por banda. Hizo un fantástico torneo. El tercer centrocampista titular fue Mark Milligan, el futbolista del Melbourne Victory, que rotó entre la posición de interior y la de mediocentro según estuvo o no Jedinak. Se soltó menos que Luongo y ayudó a evitar contragolpes rivales. Bresciano, McKay o Troisi también entraron en la posición.
La delantera estuvo bien definida en todo momento. Los extremos fueron para Robbie Kruse (Bayer Leverkusen) y Matthew Leckie (FC Ingolstad). Dos jugadores rápidos, con buen desborda, que sobre todo dañaron cuando el equipo pudo salir con espacios y velocidad. No obstante, fueron también capaces de ofrecer soluciones recibiendo cerca de las esquinas del campo, y sacando algún buen centro o, simplemente, regateando. No son jugadores específicos para atacar defensas cerradas, pero no desentonaron. La posición de 9 fue para Tim Cahill, que hizo buena esa producción exterior del equipo, tanto de los extremos como de Davidson, capaz de meter muy buenos centros. Importante mencionar también a Juric (Western Sydney Wanderers), que sobre todo fue utilizado con marcador a favor, para aprovechar su zancada y cuerpo para guardar balones directos y dar profundidad al equipo.
Australia se mostró más sobrio que sus rivales en momentos decisivos: defendiendo marcador a favor, ofreciendo soluciones diferentes según las características de sus rivales (hicieron goles en balón parado, en ataques organizados o al contragolpe), e incluso se les vio un punto por encima en el plano físico: más capacitados para ganar disputas, choques y segundas jugadas. En definitiva -y esto quedó de manifiesto de forma más clara en la final-, fueron más competitivos en las diferentes fases del juego.
2. Once ideal (personal)
Mathew Ryan (08-04-1992, Australia, Club Brugge): Ya comenzó el torneo con una gran actuación frente a Kuwait, y desde ahí mantuvo una línea muy regular. Mostró buena armonía entre acciones de agilidad y de dominio de área cuando la selección australiana tuvo que defender marcador favorable.
Cha Du-ri (25/07/1980, República de Corea, FC Seoul): Su buena aportación en cuartos le sirvió para ser titular en semifinales y final. Siempre que entró aportó recorrido, ímpetu, y buenas opciones opciones ofensivas por la banda derecha. Además, su experiencia fue importante en un equipo algo tibio por momentos.
Trent Sainsbury (05/06/1992, Australia, PEC Zwolle): Quizá el mejor central del torneo, sobre todo por su capacidad para hacer cosas diferentes según lo exigía el contexto de partido. Esa versatilidad resultó clave porque Australia se encontró fases de posesión y de defensa organizada. Mostró buena salida de balón.
Matthew Spiranovic (27/06/1988, Australia, Western Sidney Wanderers): Si Sainsbury fue el central con el rendimiento más global, Spiranovic se mostró como el de mayor jerarquía. Inexpugnable en el juego áereo y muy inteligente en las anticipaciones.
Kim Jin-su (13/06/1992, República de Corea, TSG Hoffenheim): Quedará en el recuerdo su flojísima acción defensiva en la final frente a Juric, pero su torneo fue impecable. Recorrido, una zurda muy fina y, a pesar de ese lance, con una buena aportación defensiva en líneas generales.
Ki Sung-yong (25/01/1989, República de Corea, Swansea City): El motor del centro del campo coreano. Ki se encargó de recoger siempre los primeros pases y distribuirlos con criterio, e incluso de sumarse a la corona del área en alguna ocasión. Algo más apagado en la final, pero, a nivel de regularidad, disputó un gran torneo.
Massimo Luongo (25/09/1992, Australia, Swindon Town): El MVP del torneo, y ganado con creces. De los tres centrocampistas australianos, es el que mostró mayor recorrido e influencia. Tuvo acciones positivas en defensa, y fue capaz de desatascar partidos con recursos distintos; incorporaciones, disparos de media distancia, o desbordes en banda.
Keisuke Honda (13/06/1986, Japón, AC Milan): A pesar de que la eliminación en Japón en los cuartos de final fue un varapalo, el futbolista del Milan hizo una gran fase de grupos, y un partido de cuartos positivo en términos de asumir responsabilidad. La idea de Aguirre, además, se ajustó muy bien a sus características.
Omar Abdulrahman (20/09/1991, Emiratos Árabes Unidos, Al Ain): La gran sensación del torneo. El menudo mediapunta emiratí demostró una finísima pierna izquierda, visión de juego, y -quizá lo más importante- personalidad en los momentos difíciles. Quizá la noticia más estimulante del torneo.
Son Heung-min (08/07/1992, República de Corea, Bayer Leverkusen): No tuvo una buena fase de grupos por problemas físicos, pero a partir de cuartos fue tan resolutivo como se esperaba. El coreano, de largo, más desequilibrante y decisivo cuando la pelota llegaba a zonas calientes, y quizá, también, el mayor del torneo.
Ali Mabkhout (05/10/1990, Emiratos Árabes Unidos, Al-Jazira): Máximo goleador del torneo, demostró ser un buen complemento a Omar Abdulrahman. Su estilo, con mucha movilidad y tremenda actividad a la hora de desmarcarse, fueron siempre sinónimo de profundidad y alternativas para el ataque de su equipo.
3. Otros detalles
3.1 El gran rendimiento de la República de Corea
Al combinado dirigido por Uli Stielike le separó de la gloria un mayor grado de competitividad en la final. Una final que dominaron completamente en la primera media hora de juego, y en la que incluso tuvieron buenas opciones durante la prórroga. La tibieza en las áreas les penalizó en exceso. Sin embargo, los coreanos fueron de menos a más en el torneo, acabando probablemente en el pico más alto de forma en comparación a todos los equipos de la competición. La profundidad en los laterales de Cha du-ri y Kim Jin-su, la enorme jerarquía de Ki Sung-yong, la buena aparición del 9 del Sangju Sangmu Lee Jung-hyeop, y sobre todo, la categoría de Sun Heung-min, son buenos argumentos para seguir creciendo, y pasar página después del varapalo de caer en la prórroga del último partido.
3.2 Emiratos Árabes Unidos
La sorpresa más agradable del torneo fue el rendimiento del equipo dirigido por Mahdi Ali. La perla Omar Abdulrahman demostró tener una cantidad de recursos en su pierna izquierda enorme, y el conjunto emiratí buscó que tuviese un escenario cómodo siendo en todo momento valiente, tratando de tener la posesión y mirando siempre hacia delante. Su dupla con Mabkhout, un 9 muy móvil y de enorme actividad, fue el pilar en el que se sustentó el buen rendimiento del equipo. Incluso en el complicadísimo choque de semifinales contra Australia, Emiratos pasó buena parte del encuentro en campo rival, atacando y mostrando capacidad de crear peligro a partir de sus dos mejores futbolistas.
3.3 El espectáculo entre Irán e Irak
En un choque en el que las connotaciones históricas hacían evidente un duelo de máxima tensión, el torneo se encargó de regalarnos un precioso espectáculo futbolístico. Un 3-3 que acabó en triunfo en la tanda de penaltis para los iraquíes, que lograron el pase a las semifinales. Irán se había mostrado como el equipo más sólido del torneo -probablemente, su defensa posicional fue la mejor de esta Copa de Asia-, pero Irak se aprovechó de la expulsión de Pooladi para encontrar la forma de combatirla. Un partido repleto de emoción en el que Younis Mahmoud o Kalaf, cuando entró en los instantes finales, demostraron que el conjunto Radhi Shenaishil tenía, además de mucho corazón, jugadores con calidad.
3.4 El descalabro de Japón
Que probablemente no fue tal teniendo en cuenta el rendimiento del equipo en el partido frente a los Emiratos Árabes Unidos en los cuartos de final, donde los japoneses llegaron a disparar hasta 32 veces -por 4 en contra- para acabar perdiendo en la tanda de penaltis. La idea de Aguirre estuvo muy bien relacionada con la naturaleza de sus futbolistas, permitiendo la movilidad, basando los ataques en la posesión de balón y la circulación. Sakai y Nagatomo se encargaron de las bandas, mientras que Hasebe, Endo, Honda, Kagawa, Inui, y hasta el punta Okazaki estaban muy activos para participar en las cadenas de pases. Si hay que poner un pero, fue la ausencia de un 9 puro que, o bien finalizase, o bien ayudase a causar mayor desconcierto en el área rival.
3.5 Otros nombres a destacar
Sardor Rashidov (14/06/1991, Uzbekistán, Bunyodkor): Zurdo, jugó en la banda derecha del ataque uzbeko, y demostró ser el mayor elemento de desequilibrio de su equipo.
Kim Young-gwon (27/02/1990, República de Corea) y Zhang Linpeng (09/05/1989, China): Ambos en la posición de central, son compañeros de equipo en el Guanzhou ET. Si a esto sumamos la llegada de Fabio Cannavaro al conjunto chino, habrá que estar atentos a su posible evolución, porque ambos desmostraron una muy buena comprensión de las exigencias del puesto.
La selección australiana ha jugado un torneo, por momentos, sin demasiado brillo, pero dos palabras pueden definirlo: regularidad y competitividad. Solo han perdido un partido, y fue en la última jornada de la fase de grupos -precisamente frente a la República de Corea, su rival en la final-, y fue cuando ya había cerrado su pase a cuartos. El conjunto aussie rindió con especial solvencia en los cruces de cuartos y de semifinales.
Postecoglou ha tenido muy claro desde el primer momento cual iba a ser su once tipo, y tan solo algunos problemas físicos de Jedinak han hecho rotar posiciones en medio campo. Por lo demás, hemos visto la misma idea de forma constante: un 4-3-3 en el que la idea era hacer transiciones rápidas y verticales siempre que fuera posible.
La portería fue para Mathew Ryan, probablemente el guardameta que mayor sobriedad ha mostrado a lo largo del torneo. De tan solo 22 años, lleva ya dos cursos asentado como titular en la primera división belga, defendiendo arco del Club Brugge. Ha mostrado reflejos y buena intuición.
La línea defensiva solo se ha visto modificada por las bajas puntuales que ha podido haber a lo largo del torneo. La pareja de centrales, formada por Sainsbury y Spiranovic, ha sido la mejor de la competición. Especialmente dulce ha sido el rendimiento de Trent Sainsbury, que a los 23 años está dando los primeros pasos por el fútbol europeo en la Eredivisie. Titular este curso en el PEC Zwolle, ha sido eficaz tanto defendiendo espacios largos, como protegiendo el área en fases de posesión del rival, como incluso, ofreciendo una salida limpia, caso del pase que recibe Luongo para poner el 1-0 en la final. A su lado jugó el central del Western Sidney Wanderers, Matthew Spiranovic. Fue un gran seguro, sobre todo, para gestionar las situaciones de ventaja del combinado australiano, mostrándose muy seguro defendiendo cerca de su área. En los laterales, Franjic (Torpedo Moscow, Rusia) cumplió en derecha, mientras que Davidson (WBA, Inglaterra) ofreció algo más de recorrido en el perfil izquierdo, mostrando muy buen pie para centrar.
El medio campo fue la línea que sufrió más modificaciones, principalmente porque Jedinak, a consecuencia de algunas dolencias físicas, no pudo tener continuidad. Se asentó el jugador del Crystal Palace a partir de los cuartos de final, y fue clave a la hora de aportar equilibrio y ayudar a guardar los resultados a favor que fue encontrando su selección. Indiscutible en su rol de pivote, el otro que tuvo el puesto asegurado fue Massimiliano Luongo, el MVP del torneo de manera oficial. El centrocampista del Swindown Town mostró recorrido -capacidad para ser determinante en ambas áreas- y ofreció soluciones ofensivas abarcando muchos metros, tanto con recepciones interiores como moviéndose al exterior para atacar por banda. Hizo un fantástico torneo. El tercer centrocampista titular fue Mark Milligan, el futbolista del Melbourne Victory, que rotó entre la posición de interior y la de mediocentro según estuvo o no Jedinak. Se soltó menos que Luongo y ayudó a evitar contragolpes rivales. Bresciano, McKay o Troisi también entraron en la posición.
La delantera estuvo bien definida en todo momento. Los extremos fueron para Robbie Kruse (Bayer Leverkusen) y Matthew Leckie (FC Ingolstad). Dos jugadores rápidos, con buen desborda, que sobre todo dañaron cuando el equipo pudo salir con espacios y velocidad. No obstante, fueron también capaces de ofrecer soluciones recibiendo cerca de las esquinas del campo, y sacando algún buen centro o, simplemente, regateando. No son jugadores específicos para atacar defensas cerradas, pero no desentonaron. La posición de 9 fue para Tim Cahill, que hizo buena esa producción exterior del equipo, tanto de los extremos como de Davidson, capaz de meter muy buenos centros. Importante mencionar también a Juric (Western Sydney Wanderers), que sobre todo fue utilizado con marcador a favor, para aprovechar su zancada y cuerpo para guardar balones directos y dar profundidad al equipo.
Australia se mostró más sobrio que sus rivales en momentos decisivos: defendiendo marcador a favor, ofreciendo soluciones diferentes según las características de sus rivales (hicieron goles en balón parado, en ataques organizados o al contragolpe), e incluso se les vio un punto por encima en el plano físico: más capacitados para ganar disputas, choques y segundas jugadas. En definitiva -y esto quedó de manifiesto de forma más clara en la final-, fueron más competitivos en las diferentes fases del juego.
2. Once ideal (personal)
Mathew Ryan (08-04-1992, Australia, Club Brugge): Ya comenzó el torneo con una gran actuación frente a Kuwait, y desde ahí mantuvo una línea muy regular. Mostró buena armonía entre acciones de agilidad y de dominio de área cuando la selección australiana tuvo que defender marcador favorable.
Cha Du-ri (25/07/1980, República de Corea, FC Seoul): Su buena aportación en cuartos le sirvió para ser titular en semifinales y final. Siempre que entró aportó recorrido, ímpetu, y buenas opciones opciones ofensivas por la banda derecha. Además, su experiencia fue importante en un equipo algo tibio por momentos.
Trent Sainsbury (05/06/1992, Australia, PEC Zwolle): Quizá el mejor central del torneo, sobre todo por su capacidad para hacer cosas diferentes según lo exigía el contexto de partido. Esa versatilidad resultó clave porque Australia se encontró fases de posesión y de defensa organizada. Mostró buena salida de balón.
Matthew Spiranovic (27/06/1988, Australia, Western Sidney Wanderers): Si Sainsbury fue el central con el rendimiento más global, Spiranovic se mostró como el de mayor jerarquía. Inexpugnable en el juego áereo y muy inteligente en las anticipaciones.
Kim Jin-su (13/06/1992, República de Corea, TSG Hoffenheim): Quedará en el recuerdo su flojísima acción defensiva en la final frente a Juric, pero su torneo fue impecable. Recorrido, una zurda muy fina y, a pesar de ese lance, con una buena aportación defensiva en líneas generales.
Ki Sung-yong (25/01/1989, República de Corea, Swansea City): El motor del centro del campo coreano. Ki se encargó de recoger siempre los primeros pases y distribuirlos con criterio, e incluso de sumarse a la corona del área en alguna ocasión. Algo más apagado en la final, pero, a nivel de regularidad, disputó un gran torneo.
Massimo Luongo (25/09/1992, Australia, Swindon Town): El MVP del torneo, y ganado con creces. De los tres centrocampistas australianos, es el que mostró mayor recorrido e influencia. Tuvo acciones positivas en defensa, y fue capaz de desatascar partidos con recursos distintos; incorporaciones, disparos de media distancia, o desbordes en banda.
Keisuke Honda (13/06/1986, Japón, AC Milan): A pesar de que la eliminación en Japón en los cuartos de final fue un varapalo, el futbolista del Milan hizo una gran fase de grupos, y un partido de cuartos positivo en términos de asumir responsabilidad. La idea de Aguirre, además, se ajustó muy bien a sus características.
Omar Abdulrahman (20/09/1991, Emiratos Árabes Unidos, Al Ain): La gran sensación del torneo. El menudo mediapunta emiratí demostró una finísima pierna izquierda, visión de juego, y -quizá lo más importante- personalidad en los momentos difíciles. Quizá la noticia más estimulante del torneo.
Son Heung-min (08/07/1992, República de Corea, Bayer Leverkusen): No tuvo una buena fase de grupos por problemas físicos, pero a partir de cuartos fue tan resolutivo como se esperaba. El coreano, de largo, más desequilibrante y decisivo cuando la pelota llegaba a zonas calientes, y quizá, también, el mayor del torneo.
Ali Mabkhout (05/10/1990, Emiratos Árabes Unidos, Al-Jazira): Máximo goleador del torneo, demostró ser un buen complemento a Omar Abdulrahman. Su estilo, con mucha movilidad y tremenda actividad a la hora de desmarcarse, fueron siempre sinónimo de profundidad y alternativas para el ataque de su equipo.
3. Otros detalles
3.1 El gran rendimiento de la República de Corea
Al combinado dirigido por Uli Stielike le separó de la gloria un mayor grado de competitividad en la final. Una final que dominaron completamente en la primera media hora de juego, y en la que incluso tuvieron buenas opciones durante la prórroga. La tibieza en las áreas les penalizó en exceso. Sin embargo, los coreanos fueron de menos a más en el torneo, acabando probablemente en el pico más alto de forma en comparación a todos los equipos de la competición. La profundidad en los laterales de Cha du-ri y Kim Jin-su, la enorme jerarquía de Ki Sung-yong, la buena aparición del 9 del Sangju Sangmu Lee Jung-hyeop, y sobre todo, la categoría de Sun Heung-min, son buenos argumentos para seguir creciendo, y pasar página después del varapalo de caer en la prórroga del último partido.
3.2 Emiratos Árabes Unidos
La sorpresa más agradable del torneo fue el rendimiento del equipo dirigido por Mahdi Ali. La perla Omar Abdulrahman demostró tener una cantidad de recursos en su pierna izquierda enorme, y el conjunto emiratí buscó que tuviese un escenario cómodo siendo en todo momento valiente, tratando de tener la posesión y mirando siempre hacia delante. Su dupla con Mabkhout, un 9 muy móvil y de enorme actividad, fue el pilar en el que se sustentó el buen rendimiento del equipo. Incluso en el complicadísimo choque de semifinales contra Australia, Emiratos pasó buena parte del encuentro en campo rival, atacando y mostrando capacidad de crear peligro a partir de sus dos mejores futbolistas.
3.3 El espectáculo entre Irán e Irak
En un choque en el que las connotaciones históricas hacían evidente un duelo de máxima tensión, el torneo se encargó de regalarnos un precioso espectáculo futbolístico. Un 3-3 que acabó en triunfo en la tanda de penaltis para los iraquíes, que lograron el pase a las semifinales. Irán se había mostrado como el equipo más sólido del torneo -probablemente, su defensa posicional fue la mejor de esta Copa de Asia-, pero Irak se aprovechó de la expulsión de Pooladi para encontrar la forma de combatirla. Un partido repleto de emoción en el que Younis Mahmoud o Kalaf, cuando entró en los instantes finales, demostraron que el conjunto Radhi Shenaishil tenía, además de mucho corazón, jugadores con calidad.
3.4 El descalabro de Japón
Que probablemente no fue tal teniendo en cuenta el rendimiento del equipo en el partido frente a los Emiratos Árabes Unidos en los cuartos de final, donde los japoneses llegaron a disparar hasta 32 veces -por 4 en contra- para acabar perdiendo en la tanda de penaltis. La idea de Aguirre estuvo muy bien relacionada con la naturaleza de sus futbolistas, permitiendo la movilidad, basando los ataques en la posesión de balón y la circulación. Sakai y Nagatomo se encargaron de las bandas, mientras que Hasebe, Endo, Honda, Kagawa, Inui, y hasta el punta Okazaki estaban muy activos para participar en las cadenas de pases. Si hay que poner un pero, fue la ausencia de un 9 puro que, o bien finalizase, o bien ayudase a causar mayor desconcierto en el área rival.
3.5 Otros nombres a destacar
Sardor Rashidov (14/06/1991, Uzbekistán, Bunyodkor): Zurdo, jugó en la banda derecha del ataque uzbeko, y demostró ser el mayor elemento de desequilibrio de su equipo.
Kim Young-gwon (27/02/1990, República de Corea) y Zhang Linpeng (09/05/1989, China): Ambos en la posición de central, son compañeros de equipo en el Guanzhou ET. Si a esto sumamos la llegada de Fabio Cannavaro al conjunto chino, habrá que estar atentos a su posible evolución, porque ambos desmostraron una muy buena comprensión de las exigencias del puesto.
¿Se sabe si Aguirre va a seguir en Japón? Un saludo, crack
ResponderEliminarA falta de que se haga oficial, parece ser que va a ser despedido. Los motivos, eso sí, no sería el rendimiento de Japón, si no su posible participación en el amaño de ese Levante - Zaragoza que está siendo investigado. Pero ya digo, hay que esperar a que se haga oficial.
EliminarSaludos.