Juan Fernando Quintero (Foto: EFE) |
La primera vez que vi jugar a Juan Fernando Quintero no me di cuenta de lo bueno que era. Había vivido, como espectador, hora y media de fútbol espectacular, y su entrada para jugar los minutos de la basura sobre el césped del estadio Centenario me parecieron una mezcla entre pérdida de tiempo y premio a un joven prometedor. Atlético Nacional le estaba ganando 0-4 a Peñarol ante los incrédulos ojos de los hinchas uruguayos, después de dar una tremenda exhibición gracias a un equipo preciso, vertical y alegre. Los Jherson Córdoba, Dorlan Pabón, Jhon Valoy o Macnelly Torres se estaban exhibiendo, y no había ojos para nadie más. Después de semejante despliegue no me perdí ni un minuto de los verdolagas en aquella Copa Libertadores 2012, donde Santiago Escobar utilizaba como recambio a Quintero. Lo suficiente para que dejase algún gesto técnico por el que, al menos, mereciera la pena consultar en internet quién era aquel zurdito con el número 22. Mientras Atlético Nacional se convertía en uno de los favoritos de aquella Copa, el Pescara de Zeman, Immobile, Insigne y Verratti arrasaba en la Serie B. El ascenso llegó, los artífices del éxito se marcharon, y Quintero firmó por los italianos. El Pescara se había descompuesto y fue un juguete en manos de los gigantes de la Serie A, pero el colombiano empezó a enseñar gotas de su clase. Incluso, ante la debacle, Giovanni Stroppa probó a Quintero de regista, dándole todo el mando del equipo. En enero de esa temporada -la 12/13-, llegó la gran exhibición individual del futbolista. Se jugaba el Sudamericano Sub20 en Argentina, y Quintero dejó una de esas actuaciones de "hombre contra niños", como ya hiciera Neymar un par de años antes. El Pescara descendió, el Porto dijo "esta es la mía", y se llevó a Quintero a Portugal, donde no ha tenido demasiada continuidad.
Así llegaba el futbolista a Brasil 2014. Colombia estaba, por talento, ante una de sus grandes oportunidades históricas. La baja de Radamel Falcao, la gran estrella del conjunto cafetero, resultaba un enorme problema para Pekerman, que había configurado su 4-2-2-2 en base al futbolista del Monaco, acompañándole con Teo, y haciendo que Cuadrado/Macnelly y James se situasen en un escalón anterior con bastante libertad. Sin Falcao, Pekerman ha variado: 4-2-3-1, Ibarbo titular y James más suelto por dentro. Así fue en algunos tramos frente a Grecia -aunque el del Cagliari por momentos acompañase a Teo- y así fue de manera mucho más clara en el choque de ayer ante Costa de Marfil. Ibarbo estaba trabajando sobre Aurier, pero a Pekerman el empate no le parecía suficiente, así que decidió meter en el verde a la joya de Medellín. Quintero se situó "en izquierda", pero empezó incluso a tocar más veces la pelota que James en posiciones interiores. Cuadrado vio como, de repente, su recepción en derecha se aclaraba. Colombia empezó a atacar mejor, a encontrar a un futbolista que quería aparecer y que tenía talento para evolucionar la jugada en algo más potente. Con él en el campo nació el 1-0, y posteriormente él mismo hizo el segundo. A partir de entonces Costa de Marfil se asentó en campo rival y puso en apuros al conjunto sudamericano. Quintero volvió a aparecer entonces, porque tuvo la sangre fría de quedársela y forzar alguna falta para darle aire a su equipo. Habrá que ver qué rol decide darle Pekerman, si como revulsivo, o si le hace hueco en el once, pero lo que está claro es que estamos hablando de un futbolista realmente especial, y por si no lo sabíamos, media hora en una Copa del Mundo han terminado de confirmarlo. Colombia ya está en octavos.
Lopetegui hará que su nuevo Porto gire en torno a Quintero??
ResponderEliminarEs imposible valorar esto a estas alturas. Pero tengo la sensación de que puede ser un jugador importante. A ver cómo evoluciona el mercado.
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