Cesc ofreció ese nuevo registro, pero, por otro lado, tuvo que adaptarse a las circunstancias. Al fin y al cabo en la Premier no había partidos en los que pudiera vivir a bajas revoluciones de manera constante, y su juego comenzó a añadir registros. Con Gilberto Silva a su lado, comenzó a situar sus recepciones a más altura. El contexto de la liga, además, hacía que pudiera tocar el balón más adelantado sin tanta oposición como hubiese existido de haber dado sus primeros pasos en el fútbol de élite en España o Italia, y esa nueva forma de moverse en el campo significó el reconocimiento de la crítica y el público porque, como es lógico, sumaba números a sus estadísticas. El pico más alto fue la temporada 2009/2010, donde llegó a los 15 goles ligueros. En el Arsenal había encontrado su sitio, porque se manejaba bien dentro de la esencia del Arsenal de "los invencibles", es decir, aportando trazos verticales de mucha calidad, y además era el faro en las fases asociativas que Wenger había encontrado con Nasri, Rosicky o Ramsey. De hecho, ya en su última etapa en el Arsenal, entre Denilson, Song y Diaby, hicieron que directamente Fábregas iniciase su fútbol más cerca del área contraria.
Aquello fue lo que fichó el Barcelona, pero el componente emocional que existía quizá pesó demasiado en la decisión. El Fábregas que regresaba al Barça en 2011 ya no era el chico imberbe que debutó de la mano de Wenger, que le pedía la pelota a los centrales y la distribuía rápido, que se movía horizontalmente preocupado de que su equipo mantuviese la pelota en su poder. Sus primeros toques y su lectura de los espacios seguía ahí, pero su manera de moverse era distinta. Se movía a la inglesa. Quizá por eso Cesc, como centrocampista, nunca ha encontrado acomodo en el Barcelona. El prototipo de interior culé es Xavi e Iniesta. Son jugadores, en primer lugar, que guardan el balón -Cesc no tiene ese giro que atrae rivales y deja espacios libres por el mero hecho de tener el balón en los pies-, y en segundo, viven para ofrecer apoyos, bien directamente al receptor, o bien alejándose de la circulación para recibir posteriormente como hombres libres. Ellos sí crecieron en el Barça. La solución, por tanto, quizá pasaba por aprovechar su capacidad para ofrecer ayudas a la circulación del equipo cerca del área rival, y sobre todo para potenciar ese movimiento vertical, que además es finísimo aunque no haya demasiados metros entre la espalda de la defensa contraria y su portero. Tito Vilanova lo intentó. Su primera idea fue que jugase a la misma altura que Messi, en aquel peculiar 4-2-2-2, para que Leo siguiera obteniendo recepciones en zona de medios, y que Cesc aprovechase su tremenda calidad para el último pase. De aquella asociación surgieron bastantes goles, pero al fin y al cabo, el Barça eliminaba un centrocampista de la circulación, y no terminaba de dominar como antes. Lo cierto es que el acomodo de Cesc en el Barça nunca ha sido cómodo, y ni siquiera un Martino que ha creído en su estilo ha podido potenciarle.
Jose Mourinho ha pescado en río revuelto, y lo cierto es que, particularmente, me parece una de las combinaciones más estimulantes que va a haber en la temporada 2014/2015, y eso que aún quedan tres meses de mercado. El técnico portugués ya pensó en él como complemento de Xabi Alonso el Real Madrid, y la realidad es que tenía todas las condiciones para que cuajase. Cesc es muy bueno en los primeros toques y en los movimientos de apoyo, pero esa naturaleza Premier League le hace, además, tener un tacto brutal a la hora de hacer movimientos verticales más largos. Y eso es un regalo para Mourinho. Parece complicado encontrarle a la salida de Lampard un sustituto más propicio. Con Cesc, el Chelsea añadirá un recurso de calidad a uno de los problemas de la pasada temporada; los ataques posicionales ante rivales muy replegados. En primer lugar, hay un factor emocional que me parece importante: Fábregas será el centrocampista al que haya que pasársela (no habrá que dársela antes a Xavi o a Iniesta), y eso le llevará a tener un peso y un protagonismo superior. No tengo duda de que Cesc responderá ante esa exigencia, porque tiene claridad y talento para encontrar soluciones ante equipos que planteen este tipo de problema. En segundo lugar, el Cesc frente a equipos más fuertes, que exijan el plan de robo y transición, también será productivo, porque añadirá llegada y gol. Lo cierto es que se hace complicado encontrarle defectos grandes al matrimonio Cesc - Chelsea, y a la espera de que la plantilla se cierre, la sensación es que podemos volver a un Fábregas dominante. Mourinho ya tiene a uno de sus favoritos.
Cech/Curtuá; Ivanovic/Azpi, Terry/Ivanovic, Cahill, Azpi/Filipe (?), Matic, Cesc, Oscar, Willian, Hazard, Costa y a campeonar.
ResponderEliminarSuena potentísimo. Y aún queda definir la plantilla al completo, que a priori tendrá muy buenos recursos.
EliminarEn partidos de repliegue le veo como mediapunta; Tiago, Matic, Fabregas, Oscar, Willian.... Me imagino a Simeone viendo la plantilla que esta formando Mou.. Se esta moviendo muy bien en el mercado, vendiendo a muy buen precio y comprando gente que va a aportar desde el principio. Junta un entrenador y un manager tremendos, grandisimos recursos economicos y un club cuyos estamentos van en la misma direccion... Madre mia!
ResponderEliminarLa opción mediapunta o interior en 4-3-3 la ganas con Cesc para esos "partidos grandes", efectivamente. Con una estructura Matic-Ramires-Fabregas, muy perfil Mourinho para transitar con algo más de velocidad, pero sumando la frescura de los toques de Cesc.
EliminarLa plantilla empieza a coger un color tremendo.