domingo, 4 de mayo de 2014

Los campeones del fútbol italiano

Hamsik pide permiso para jugar al fútbol. Queda claro quién está por encima. (Foto: ANSA)

Me levanté el sábado con ese cosquilleo diferente que se tienen los días de partidos especiales. Me acordé, lo primero, de los últimos años de la Fiorentina. Todo se remontaba a una mañana de julio del año 2001. Un cuerpo policial irrumpía por sorpresa en el Palazzo Borghese de Roma, residencia de Vittorio Cecchi Gori, propietario, por entonces, de la entidad viola. Se le acusaba de blanqueo de dinero y fraudes bancarios, y el asunto tomó un impacto de mayor calado, desde el punto de vista social, cuando en su residencia se encontraron, además, 9 gramos de cocaína. El suplicio reciente de la Fiorentina había dado, en ese momento, su pistoletazo de salida. Cecchi Gori dimitiría a los pocos días de su cargo como presidente del club, dejándolo en una situación económica terrible. La Fiorentina descendió esa misma temporada, pero las deudas eran inasumibles, y la única solución fue la refundación. Fue entonces cuando aparecieron los hermanos Della Valle, que junto a Leonardo Domenici, alcalde de Florencia en ese momento, hicieron posible que el club saliese a flote desde las catacumbas del fútbol italiano, manteniendo su escudo y sus colores. 

La Fiorentina regresó al poco tiempo a la Serie A, e incluso vivió, de la mano de Cesare Prandelli, una época dorada. El club toscano consiguió clasificarse para la Liga de Campeones, y estuvo a punto de llegar a una final europea (UEFA Cup 2007/2008), de la que se quedó a las puertas, después de perder en el Artemio Franchi su billete en una fatídica tanda de penaltis frente al Glasgow Rangers. Después de la época Prandelli la Fiorentina vivió episodios complicados, con Mihajlovic o Delio Rossi en el banquillo, teniendo que mirar de forma más continuada a los puestos bajos de la tabla y alejarse del descenso, que a regresar a competiciones europeas. Con la llegada de Daniele Pradè y Vincenzo Montella se inició un nuevo ciclo, reconocible por un estilo de juego atractivo y alegre. La final de Coppa del sábado era una coronación a todo ese camino. Un carpetazo a aquellos días complicados que comenzaron con el escándalo Cecchi Gori, unos meses después de que el club lograse su último título: la Coppa Italia 2000/2001 frente al Parma. Supongo que ese mismo cosquilleo sentirían los 30.000 aficionados de la Fiorentina que se desplazaron a la capital para ver a su equipo, casi tres lustros después, volver a pelear por un título. Sin embargo, cuando el partido tenía que empezar, no supieron si podrían o no hacerlo.

En la tarde del sábado se produjeron unos hechos que, según las voces autorizadas que pasaron por los medios italianos en los momentos de confusión "no tenían nada que ver con el partido". Desde luego, surrealistas fueron, casi tanto como la declaración citada. Un hincha de la Roma disparó a aficionados del Napoli. ¿Por qué? No está claro. El hincha romanista, Daniele de Santis, fue arrestado por intento de homicidio, mientras que varios tifosi napolitanos resultaron heridos -uno de ellos en estado grave-. Llegados a este punto, hay dos cuestiones preocupantes. La primera es porqué relacionamos los colores con actos de delincuencia. Bajo mi punto de vista, no son aficionados al fútbol, son criminales. La segunda es preguntarse porqué motivo, personas implicadas en un tiroteo, tienen el acceso permitido a un campo de fútbol dos horas después. Gennaro de Tommaso (foto), hijo de un miembro de la Camorra y al que anteriormente ya se le había denegado el acceso a recintos deportivos, organizaba todo lo que iba a ocurrir en el campo de juego. Si se jugaría o no, cuando se jugaría y bajo qué condiciones. 

El dantesco espectáculo vivido en los prolegómenos del partido me hizo olvidarme de todas las miserias vividas por la Fiorentina en los últimos quince años, del cosquilleo de la final, del partido. Un tipo al que no le gusta el fútbol, y que hoy habrá recibido abrazos y vítores de sus besugos seguidores, había jodido una noche que muchísimos aficionados esperaban con ilusión. Apagué la tele, me tomé un Cola Cao con galletas, y me puse a leer. Que les den por culo. Había títulos en juego en el fútbol italiano y ellos, un día más, fueron los campeones. 

PD: El Napoli ganó la Coppa y hoy la Juventus ha ganado el Scudetto. Felicidades al 99% de sus aficionados a los que sí les gusta el fútbol. Ojalá algún día, ellos, sean los protagonistas del fútbol italiano. 

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