Y empezamos con la magia: Romario da Souza Faria (29/01/1966). Me acuerdo de ese nombre con cierto aroma de niñez. Me imagino en un patio, con una pelota de papel albal o un bote de okey, regateando a tres rivales con un leve giro de cadera. Con un cambio de ritmo, me quedo delante del portero, y con un preciso toque de puntera de mi pie derecho la cruzo al palo largo. ¡Gol! Entonces miras al portero y le dices con acento brasileño: ¡Romario da Souza Faria! Sinceramente, creo que Jorge Valdano llevaba razón: "Es un jugador de dibujos animados". Y a los niños nos gustaban los dibujos animados, y si eran de fútbol, mejor.
Yo creo que hay muchas formas de talento dentro del fútbol. Es decir, aseguramos que Leo Messi tiene más talento que Gerard Piqué. Vamos, creo que poca gente lo discutiría. Sin embargo, yo no estoy del todo de acuerdo. Messi tiene un talento sobrenatural para desbordar, imagina y efectua movimientos imposibles. Pero Piqué, desde su posición, tiene talento para leer la jugada, llegar al corte, tiene talento para anticiparse. Ese talento hace a Piqué superior a otros jugadores que pueden ser tan rápidos, fuertes, ágiles o técnicos como él.
Hablo de talento porque es lo primero que se me ha ocurrido al pensar en Romario. En realidad, se me vino a la mente "talentos". Porque era capaz de pensar y actuar como un killer, pero también tenía el don de saber lo que pasaba a su alrededor, y de regatear con categoría y explosividad, como un gran mediapunta. Yo creo que Romario era un mediapunta superclase, demasiado sádico e irresponsable para conformarse con asistir, que acabó metiendo más de 1000 goles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario